Los ministros de Yolanda Díaz radicalizan sus posiciones después de que Sánchez se haya lanzado a fagocitar su espacio
NotMid 09/05/2024
EDITORIAL
El objetivo de Pedro Sánchez de absorber parte del espacio de la izquierda y la progresiva radicalización de Sumar han resucitado en el seno del Gobierno las tensiones mostradas durante la turbulenta etapa de coalición con Podemos. Desde el punto de vista del interés general, las tensiones entre los socios añade otro inquietante factor de inestabilidad institucional en el marco de la precaria situación que acusa el Gobierno desde el principio de la legislatura.
PSOE y Sumar ofrecen síntomas inequívocos de la brecha abierta entre ambas fuerzas. Tras la arbitraria decisión de Ernest Urtasun, titular de Cultura, de eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia, Sánchez y la vicepresidenta segunda exhibieron ayer su distanciamiento. Al mismo tiempo que el presidente reivindicaba el «diálogo social» con los empresarios, durante la clausura de la asamblea del Instituto de Empresa Familiar, su ministra de Trabajo anunciaba un acuerdo con los sindicatos para reformar el subsidio por el desempleo en línea con lo planteado por Podemos y sin pactarlo con la patronal.
A ello hay que agregar el choque por la posición sobre el conflicto en Gaza. Las irresponsables cartas que el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, ha enviado a empresas españolas en Israel pidiéndoles medidas para evitar que sus actividades «contribuyan al genocidio» en Palestina abre un nuevo frente en el Ejecutivo, con los Ministerios de Exteriores y Economía desmarcándose de una iniciativa de la que no tenían conocimiento. La Embajada israelí en España mostró ayer su «total rechazo» a las declaraciones de Bustinduy y de Sira Rego, ministra de Juventud e Infancia, quien en las redes sociales hizo suyo un eslogan que pide reconocer a Palestina en zonas donde está asentado el Estado de Israel. Estamos ante el cuarto enfrentamiento diplomático abierto con Israel en siete meses, lo que deja en evidencia al Ejecutivo a ojos de la comunidad internacional.
En pleno ciclo electoral, Sumar busca el foco con iniciativas que pretenden neutralizar el entrismo del PSOE en su caladero en vísperas de las catalanas. Los sondeos para el 12-M pronostican un batacazo de los Comunes. Sumar arrastra una fragilidad orgánica agravada por el liderazgo endeble de Díaz y una incipiente descomposición como consecuencia de los desacuerdos con sus confluencias. Aprovechando esta debilidad, Sánchez ha logrado desdibujar a su socio de coalición asumiendo parte de su doctrina y ahora parece decidido a bloquear algunas de sus iniciativas, ya sea dilatando la decisión sobre el reconocimiento del Estado de Palestina o rebajando el plan antitabaco de Mónica García.
La división entre los socialistas y su socio debilita aún más al Gobierno tras el amago de dimisión de Sánchez, constata la falta de un rumbo claro para la legislatura y agrava la crisis que atenaza la estabilidad institucional en nuestro país.