Diputados a golpes por una controvertida reforma parlamentaria que busca un mayor control al Ejecutivo
NotMid 26/05/2024
ASIA
Tres días antes de la toma de posesión del nuevo presidente, las imágenes de las caóticas escenas que se vivieron dentro del Yuan Legislativo, el Parlamento de Taiwán, dieron la vuelta por el ruedo mediático internacional: diputados a golpes por una controvertida reforma parlamentaria que busca un mayor control al Ejecutivo. Cinco legisladores terminaron en el hospital.
Tres días después de la toma de posesión del nuevo presidente, aviones de combate y buques de guerra rodearon Taiwán. El ejército chino lanzó el jueves y el viernes un gran simulacro de invasión sobre la isla autogobernada que Pekín considera una provincia separatista. Hubo un bloqueo militar y los cazas chinos ejecutaron ataques simulados hacia la infraestructura crítica de la isla.
Está siendo un arranque de legislatura bastante agitado para Lai Ching-te (64 años), el médico que acaba de estrenar un tercer mandato consecutivo para el Partido Democrático Progresista (PDP), la formación de corte independentista que ganó las elecciones en enero.
Si el foco geopolítico se fijaba en las peligrosas maniobras de presión de las fuerzas chinas, en Taipei, ya acostumbrados a las amenazas del vecino, el centro de atención estaba puesto en las trifulcas políticas internas. El viernes por la noche, decenas de miles de personas, la gran mayoría jóvenes seguidores del PDP, protestaron frente al Parlamento contra la propuesta de la oposición para que el legislativo tuviera más poderes para vigilar al Ejecutivo, lo que dificultaría la gobernabilidad del PDP, que está en minoría en la cámara.
Los periódicos cercanos al partido gobernante señalan que hubo más de 100.000 personas que participaron en la protesta después de que dentro del hemiciclo se efectuara una segunda lectura del polémico proyecto de ley, la cual continuará la próxima semana. Entre los manifestantes también había varios juristas que consideran que esta enmienda “potencialmente inconstitucional” es una bofetada a la democracia de Taiwán.
El principal partido opositor, el Kuomintang (KMT), ha sumado mayoría con la tercera fuerza, el Partido Popular de Taiwán, para tratar de sacar adelante una ampliación de poderes del Parlamento que convierte en delito que los funcionarios del Gobierno mientan en audiencias parlamentarias, algo que podrá ser castigado con hasta un año de prisión.
Aunque la parte del proyecto de ley que más preocupa al PDP es que los parlamentarios podrán exigir conocer información militar clasificada. Algunos funcionarios sostienen, señalando la cercanía de algunos sectores del KMT con Pekín, que esto podría provocar continuas filtraciones de inteligencia que pondrían en peligro los avances en seguridad que lleva tiempo persiguiendo Taipei.
Desde el PDP acusan a la oposición de “conspirar con el Partido Comunista chino”, mientras que los políticos del KMT defienden que el actual sistema político de Taiwán otorga demasiado poder al presidente, y que en cualquier democracia del mundo el trabajo del Ejecutivo tiene que estar supervisado por el Parlamento.
Otro apartado del proyecto de ley que no convence a los manifestantes es un plan de infraestructuras para un tren de alta velocidad y mejores carreteras en la costa este de la isla, zona propensa a terremotos, deslizamientos de tierra y tifones. Los críticos argumentan que los fondos (más de 56.000 millones de euros) que se quieren destinar para este proyecto se restarían de la partida de los presupuestos nacionales dispuestos para que el ejército mejore sus tácticas de disuasión frente a un ataque de China.
Las discusiones se prolongan en la capital taiwanesa mientras que en Pekín presumían durante el fin de semana de la demostración de fuerza militar durante los últimos simulacros en los que sacaron a pasear cazas, bombarderos armados con misiles reales y buques de guerra cerca de las costas taiwanesas. El Ministerio de Defensa de la isla dijo que 62 aviones del ejército chino y 27 buques operaron el viernes alrededor de Taiwán.
En Pekín se frotan las manos ante cualquier inestabilidad política que estalle en la isla que funciona de facto como cualquier otro país independiente. Algunos analistas están comparando las protestas de estos días con el movimiento del girasol de 2014, cuando miles de taiwaneses se manifestaron contra un acuerdo comercial entre el Gobierno chino y el taiwanés, entonces dirigido por el KMT.
Agencias