La industria local de drones ya alcanza objetivos de alto valor como el aeródromo de Engels, hogar de los aviones estratégicos que atacan Ucrania cada noche con misiles
NotMid 20/03/2025
MUNDO
Ucrania sigue sufriendo bombardeos nocturnos cada vez más numerosos a diario. El aparato más utilizado es el dron Shahed, de diseño iraní, del que Rusia ya produce casi 200 al día y prevé que sean 500 cada 24 horas en pocos meses. Cada noche, el cielo de las ciudades ucranianas se llena de balas trazadoras y haces de luz en busca de estos aparatos, que zumban como un ciclomotor pero son capaces de portar una cabeza explosiva de 50 kilos para causar graves daños en edificios o infraestructuras.
Pero la misma distancia hay de Moscú a Kiev que de Kiev a Moscú. Hace ya unos meses los ucranianos presentaron su propia línea de drones de largo radio, llamados Lutyi, de diseño muy diferente pero de igual letalidad, con los que también bombardea a diario objetivos en la Rusia profunda, a veces a más de 1.000 kilómetros de distancia del frente.
Bombarderos de bajo coste
Casi todos estos aparatos de bajo coste suelen ser derribados, pero los que consiguen pasar las defensas antiaéreas de ambos bandos consiguen no sólo saturar todos estos sistemas, cuya munición muchas veces es más cara que los propios drones, sino golpear zonas sin proteger como refinerías, bases o nudos de comunicación.
Este jueves Ucrania atacó con sus drones la base de Engels, ubicada en la región de Saratov, al suroeste de Rusia. Se trata de una de las instalaciones militares más importantes de la Fuerza Aérea Rusa y hogar de los bombarderos estratégicos de largo alcance Tupolev Tu-160 Blackjack y Tu-95MS Bear. Son los mismos aparatos que, noche tras noche, lanzan misiles desde el interior de Rusia contra Ucrania, como el de crucero Kh-101 y el misil hipersónico Kh-95. Llama la atención de un objetivo de alto valor como Engels no esté protegido contra este tipo de ataques. En los vídeos se aprecia al menos un dron impactar contra
Una gran explosión destruyó los polvorines de la base, llenos de misiles. El hongo se vio a kilómetros de distancia y la onda expansiva (seguida de explosiones secundarias por la combustión de las municiones) destruyó las dachas de los alrededores. Aún no han llegado las imágenes de satélite que pueden indicar si había aviones en las pistas cercanas a esa zona, pero con esa explosión pueden haber sufrido daños.
Según las imágenes de fuentes abiertas (Oryx) Rusia ya ha perdido cuatro Tu-22M3 y un Tu95MS, bombarderos estratégicos soviéticos casi imposibles de reemplazar por su alto coste y la complejidad de su montaje. Muchas piezas se fabricaban antes de la caída de la URSS en países que ya no forman parte de la Federación Rusa, con lo que los repuestos de estos aparatos son escasos. Sus cadenas de producción se cerraron en los años 90.
Ucrania ha lanzado su producción local de drones no sólo con los de corto alcance, destinados a destruir blindados o combatir a la infantería rusa, sino también los drones navales, terrestres y los de largo alcance. A veces, estos diseños son propios, como el dron-misil Palianytsia, un proyectil de largo alcance que puede ser dirigido a distancia, y otras veces es una solución casera pero efectiva, como robotizar una avioneta deportiva Aeroprakt-22 en un poderoso dron con una autonomía de más de 1.000 kilómetros.
Industria local
Esta industria local, que ya supone el 55% de todo el armamento que usa Ucrania, se alimenta no sólo de los fondos de los aliados de Kiev, sino de los intereses conseguidos por los activos rusos confiscados en el extranjero. Ayer anunció Denys Shmyhal, primer ministro de Ucrania, que su país ha recibido esta semana mil millones de dólares procedentes de esas inversiones rusas.
El diario Kommersant, uno de los periódicos más importantes de Rusia, publicó ayer que Putin quiere que Trump reconozca las regiones de Crimea, Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia como partes de Rusia. A cambio, Putin no haría ninguna reclamación sobre Odesa y otras zonas de Ucrania. Lo curioso es que esas cuatro regiones no han sido conquistadas en su totalidad (en el caso de Jersón y Zaporiyia, Rusia ni siquiera controla sus capitales) y Odesa quedó lejos del alcance de las tropas rusas, derrotadas por Ucrania en las primeras semanas de la invasión en la vecina Mikolaiv.
Ayer Vladimir Putin firmó una nueva ley para deportar a los habitantes de los territorios ocupados en Ucrania si no aceptan el pasaporte ruso. Este aviso, que supone un crimen de guerra, se basa en una combinación de leyes impuestas por Rusia en las zonas ocupadas y el marco legal interno de la Federación Rusa. En abril de 2023, Putin firmó un decreto que obliga a los residentes de las regiones ocupadas (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón) a aceptar la ciudadanía rusa o enfrentarse a la expulsión. Según las leyes rusas, los extranjeros sin documentación adecuada pueden ser deportados si se considera que representan una «amenaza a la seguridad». El artículo 7 del Estatuto de Roma define como crimen de lesa humanidad la deportación o traslado forzoso de población.
Agencias