“Las actividades militares de China presentan un desafío estratégico sin precedentes”, asegura el documento publicado por Tokio
NotMid 17/12/2022
ASIA
Japón va lanzado hacia un rearme histórico que romperá con su tradición pacifista heredada de la posguerra: el Gobierno acaba de aprobar unas nuevas directrices de Defensa que incluyen un gasto de 43 billones de yenes, que al cambio son alrededor de 295.000 millones de euros, elevando el gasto militar del 1% que se había mantenido desde la década de 1960, al 2% del PIB durante los próximos cinco años, lo que convertirá al país asiático en el tercer mayor gastador militar del mundo después de Estados Unidos y China.
Tokio llevaba meses avisando de su intención de fortalecer sus capacidades de defensa. El primer ministro Fumio Kishida, después de convertirse en el primer líder japonés en asistir a una cumbre de la OTAN, la celebrada el pasado junio en Madrid, y en dar la bienvenida a la Alianza a fortalecer su participación en la región del Indo-Pacífico, comenzó una campaña en los foros públicos para incidir en la necesidad de rearme de su país tras la invasión rusa de Ucrania, las preocupaciones de seguridad sobre la siempre amenazante Corea del Norte y los simulacros de guerra de China alrededor de Taiwan.
Hacía casi una década que Tokio no publicaba una estrategia de seguridad nacional. En el documento que ha salido a la luz este viernes, una de las principales novedades es lo que han llamado “capacidad de contraataque”, que se traduce como la dotación al ejército nipón de los medios necesarios para alcanzar territorio enemigo en el contexto de un conflicto armado. Un giro total en su política que choca directamente con el Artículo 9 de la Constitución pacifista, por la que el ejército -250.000 efectivos en activo y otros 60.000 en reserva- solo puede actuar para la autodefensa.
“El entorno de seguridad de Japón es tan severo y complejo como nunca lo ha sido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Reforzaremos fundamentalmente las capacidades de defensa como última garantía de la seguridad nacional”, reza el informe, que además señala que Tokio trabajará más de cerca con Estados Unidos y sus aliados para lograr “un Indo-Pacífico libre y abierto”, frase acuñada por el difunto líder japonés Shinzo Abe y que hace tiempo fue expropiada por los políticos estadounidenses, que la usan frecuentemente para defender su presencia en una región para hacer frente a la influencia de China.
El documento de Tokio señala directamente sus preocupaciones sobre la estabilidad en el estrecho de Taiwan: “La postura externa y las actividades militares actuales de China presentan un desafío estratégico mayor y sin precedentes para garantizar la paz y la seguridad de Japón y la paz y la estabilidad de la comunidad internacional”. Además del frente abierto en la isla autónoma que China considera parte de su territorio, otro de los focos de tensión entre ambos países son las rocosas y deshabitadas islas Senkaku, a 1.900 kilómetros al suroeste de la capital japonesa. Están bajo el dominio de Japón, aunque Pekín, que las bautizó hace años como Islas Diaoyu, también las reclama como suyas.
En su nueva estrategia, Tokio no se olvida de Corea del Norte y de sus frecuentes pruebas con misiles balísticos. “Los repetidos lanzamientos de misiles de Corea del Norte y el progreso en sus capacidades armamentísticas plantean una amenaza aún más grave e inminente para la seguridad nacional de Japón” .
PROTESTAS FRENTE A LA OFICINA DEL PRIMER MINISTRO
Después de que el Ejecutivo japonés anunciara que presentaría su nuevo documento de estrategia militar, la Agencia EFE contaba que centenares de japoneses se manifestaron el viernes frente a la oficina del primer ministro. “Durante los últimos 80 años tras la Segunda Guerra Mundial, hemos mantenido una política de intentar frenar el gasto militar y hemos renunciado a la fuerza. Ahora el Gobierno está destrozando esta política”, decía a EFE uno de los organizadores de la manifestación. Muchos japoneses también están preocupados sobre cómo pagará su Gobierno todo su plan de inversión en armamento, si subirá los impuestos o tirará de prestamistas.
Parte del nuevo presupuesto aprobado, unos 15 billones de yenes, irán a parar a una despensa necesaria en caso de una guerra larga, como reservas de municiones y tanques de combustible. Otros cinco billones se destinarán para comprar misiles de crucero Tomahawk fabricados en EEUU y desarrollar armas hipersónicas. Tres billones son para mejorar las capacidades de defensa aérea, como una actualización del radar para el sistema de misiles Patriot, con el fin de contrarrestar las armas hipersónicas, mientras que dos millones irán a mejorar la defensa cibernética, con un nuevo ejército de 20.000 soldados en el ciberespacio patrio.
Los líderes nipones también explicaron anteriormente que este impulso del gasto militar ayudará a construir un par de buques de defensa contra misiles balísticos y desarrollarán 1.000 misiles de crucero de largo alcance y un balístico de alta velocidad para impulsar su capacidad de contraataque frente a China después de que Pekín, durante los recientes simulacros de invasión que ejecutó sobre Taiwan el pasado verano, rompiera un precedente al lanzar cinco misiles balísticos. Estos cayeron a unos 80 kilómetros al noroeste de la isla Yonaguni, en el archipiélago de Okinawa, dentro de la zona económica exclusiva de Japón, que se extiende 370 kilómetros desde su costa.
Agencias