Podemos es un paciente desahuciado que ya nada tiene que perder y que, por tanto, puede conducirse de forma perfectamente irresponsable
NotMid 24/11/2023
OPINIÓN
RAFA LATORRE
Ocuparse ahora de Podemos, como ocurre con cualquier cuestión íntima, sería una ordinariez. Cualquier persona educada pensaría algo así ante el folio en blanco, hasta que se percata de que Podemos tiene los mismos escaños en el Congreso de los Diputados que el PNV. A menos que una rebelión frustre el plan de Pablo Iglesias para convertirse en una valiosa minoría de bloqueo. Se entiende mejor haciendo una fría resta: sin los síes de Podemos, la de Pedro Sánchez hubiera sido la investidura de Tántalo. 174 votos.
Era evidente que Podemos no se iba a suicidar con un regreso a las urnas, ya a la intemperie. Por otro lado, el plan siempre fue independizarse de Sumar. La hipótesis inicial apuntaba que sería en la oposición a la derecha, pero el error de cálculo no ha sido tan grave y el resultado final invita, como es signo de estos tiempos, a hacer de la necesidad virtud. El Estado está de saldo y Podemos acude a la liquidación en busca de oportunidades. Puede no ser la conducta más leal con sus socios, pero quién les va a reprochar que incumplan su palabra: ¿Sánchez? Aún tendría menos autoridad Yolanda Díaz.
El movimiento tiene toda la lógica, qué quieren que les diga, a veces ocurre que Podemos tiene la razón. Que a Pablo Iglesias le asiste la razón estratégica es evidente. Su delfina se ha encargado, además, de darle la razón moral. En Sumar todo son cuotas, de las portavocías a los ministerios, y sólo a Podemos se les desaira con vetos.
Yolanda Díaz ha confirmado que los rumores sobre su astucia eran sin duda exagerados. Hace tiempo que en Galicia se sabe que no hay en la política española mayor nulidad orgánica que esta atila de los espacios. Su oferta de incorporar al Consejo de Ministros a Nacho Álvarez, torpemente filtrada, fue una grosería.
Consumada la ruptura, sólo le queda convencer a todos de algo de lo que todos están ya convencidos. Que Podemos es una menguante pandillita de malcriadas. El problema para ella, y por extensión para Sánchez, es que es algo más. Un paciente desahuciado que ya nada tiene que perder y que, por tanto, puede conducirse de forma perfectamente irresponsable.
Lo procaz de las formas no debiera distraer de lo esencial. Lo que Irene Montero y Ione Belarra dijeron el día que entregaron sus carteras fue lo suficientemente explícito. Ellas, ni nadie de Podemos, pertenecen a este Gobierno. A ver si no terminan construyéndole su propia mesa de negociación como a tantos otros grupos de fuerza similar. La sexta mesa en marcha.