NotMid 02/09/2023
OPINIÓN
JORGE BUSTOS
Una entrañable perversión del periodismo, oficio antaño entendido como contrapoder, consiste estos días en repetir que Feijóo no puede ser otra cosa que jefe de la oposición al tiempo que se le concede la atención crítica propia de un presidente de gobierno. Se dirá que el Rey le ha encargado una investidura; da igual: el trato es el mismo desde que hace un año Sánchez ordenó abrir fuego personal. La derecha mediática, por fortuna menos disciplinada con la autoridad que la terracota en línea de la izquierda sedicente, no se recata de ejercer su espíritu crítico con los movimientos de Feijóo o con su falta de movimientos. Por ejemplo, viene advirtiéndole con severidad de la clamorosa contradicción que supondría homologar a Junts como interlocutor. Y así debe ser, en buena lógica liberal, porque no se puede aspirar a la representación de la igualdad de todos al tiempo que se elogia la “tradición” de un partido xenófobo y golpista.
Lo fascinante es lo de enfrente. Ese orgullo sincronizado con el que exhiben sus grilletes los opinadores de progreso, incapaces de cumplir siquiera cosméticamente con el cometido democrático de fiscalizar a su Pedro. Si la legislatura pasada ellos mismos rechazaban la amnistía -como antes los indultos, y lo de la sedición, y lo de la malversación-, hoy toca virar otra vez en pleno vuelo como los estorninos para piar al unísono con el que manda, al precio de perder las últimas plumas de credibilidad. Y no hace falta echar mano de argumentos financieros, pese a la delicada situación corporativa de quienes pasarían serios apuros sin la dádiva puntual de Moncloa; en realidad la perversión se ha hecho vicio, servidumbre voluntaria, afección paranoica. Se han creído en serio que aplaudiendo a Sánchez haga lo que haga seguirán integrando el bando del progreso frente al acecho fascista.
Solo desde la vergonzosa asunción del caudillaje se llega a que Puigdemont, el “Le Pen español” según el Pedro veterotestamentario, sea agasajado con un par diputados del PSC sin que proteste un solo tertuliano del PSC, que son legión. Les pilla cumpliendo la orden de ridiculizar a Feijóo cuando ofrece la clase de entendimiento que esos mismos estorninos reclamaban a Rivera, a Casado… y al propio Feijóo. Y cuando Bolaños, a propósito del buque confederal por el esfínter constitucional que nos pretende colar Urkullu, dice que “nos tenemos que entender entre diferentes”, ninguno de los que acaso tengan a Bolaños por fuente se atreve a incluir públicamente entre esos diferentes al PP.
En fin, el sanchismo ha elegido la guerra. Habrá que obedecerle por una vez.