NotMid 27/01/2023
OPINIÓN
RAÚL DEL POZO
Hemos perdido mucho tiempo enfangados en la corrupción, la crispación y el fanatismo político. El deterioro de la democracia española también es sabido en la UE; aunque no sea Hungría el país que puede darnos lecciones de libertades y separación de poderes. La eurodiputada Enikö Györy, que fue embajadora en España, ha roto la supuesta buena imagen de España en Europa y ha acusado al Gobierno de Sánchez de usar los fondos europeos con opacidad, además de estar desmantelando el Estado de derecho.
En el interior del reino la gente está harta de que el presidente juegue a la petanca con nuestras cabezas con una Administración al borde del colapso y una legislatura caligulesca. Espera las elecciones como el Gordo de Navidad. Pero no habrá nada que celebrar, gane quien gane o empate quien empate en mayo o en diciembre. Vivimos en plena política del absurdo y hay una expectación cercana a la histeria por saber si caerá el error Sánchez. Seguimos esperando a Godot y Godot no llegará.
Núñez Feijóo propone mejorar la democracia, acabar con el nepotismo y la arbitrariedad, restablecer el sentido de Estado, proteger la Constitución y la integración territorial, recuperar el delito de sedición, dejar sin efecto la reforma de la malversación, tipificar como delito el referéndum ilegal, limitar el uso del decreto ley… Y muchas cosas más, sin decir cómo, ni con quién. ¿Con un solo voto de diferencia, con la ocurrencia de la lista más votada, en un sistema parlamentario, sin aclarar si va a prescindir de Vox o va a proponer una gran coalición? ¿Él solo va a arreglar la gran avería que dejaron la coalición de enemigos de la Constitución?
Quizá llegue Feijóo pero Feijóo no es Godot. Los problemas son más grades que las esperanzas; ninguno de los candidatos vencedores con exigua mayoría va a acabar con la guerra, ni va a arreglar él solo la herida de Cataluña, ni va a pagar la inmensa deuda nacional, ni va a solventar la inflación subyacente ni la de la cesta de la compra, ni el efecto dominó de la recesión. Nuestro futuro está lleno de incógnitas y solo un gran acuerdo nacional entre todos los partidos democráticos y constitucionales puede arreglar el desaguisado después de tanta mentira y propaganda, tanta incompetencia y tanta polarización.