Para los hijos de Robespierre y del Terror, el islamismo anticapitalista y antioccidental es un aliado táctico con el que luego no saben qué harán
NotMid 05/07/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Francia padece una guerra en tres frentes. El primero es el islamista, que busca imponer sobre los escombros de la Europa cristiana, ilustrada y liberal la Eurabia que predijo Oriana Fallaci. El segundo es el táctico de Mélenchon, que el año pasado llamó a los militantes de la Francia Insumisa a convertirse en milicianos, es decir, a armarse contra las instituciones de una República que declaran ilegítima. Son las escuelas, las comisarías y las alcaldías asaltadas esta semana. Mélenchon busca derribar a Macron y enfrentarse en una sorda guerra civil a Marine Le Pen para tomar el poder. Para los hijos de Robespierre y del Terror, el islamismo anticapitalista y antioccidental es un aliado táctico con el que luego no saben qué harán. Los islamistas, sí. Los degollarán igual, por infieles, pecadores y estúpidos.
Pero el tercer frente, el más peligroso, porque asegura el triunfo de la estrategia islamista y la táctica comunista, es el mediático. Desde la campaña contra nuestra Policía tras el golpe de Estado en Cataluña no se ha visto un “himalaya de mentiras”, como el que denunció Orwell sobre la guerra civil española, igual al de esta semana contra la Policía francesa y el Estado al que sirve, acusada por la ONU, zoco de dictaduras corruptas y en el que potencias genocidas como Rusia y China tienen derecho a veto, de “racismo institucionalizado”. Hay tantos o más policías de raíz magrebí y musulmana como blancos, católicos y ateos; y los violentísimos milicianos de Mélenchon, cuando se descapuchan, son blanquitos pijos de ojos claros, como los comunistas que cercaban el Congreso, e Iglesias y Errejón ACAB (All Cops Are Bastards) celebraban que le pateasen la cabeza a un policía. Pero los medios, en París y aquí, siguen el guion de la izquierda: siempre con el delincuente, siempre contra la Policía y el ciudadano inerme.
Como dice Mathieu Bock-Côté, Francia no está en guerra civil, ya que uno de los bandos no se considera del mismo país que el otro. Para el islamismo es conquista y agresión, las aceifas de verano de la Reconquista. Para los comunistas, el golpe de Estado cuando el Estado no es suyo. Para los medios, la mendacidad como infalible medio de ascenso profesional.