NotMid 22/12/2023
OPINIÓN
ROBERTO PALOMAR
64 equipos, tres divisiones, liguillas, eliminatorias, finales… ¿dónde hemos visto antes esto? ¿les suena? Es el modelo propuesto por los promotores de la Superliga. En realidad, Florentino ha inventado… la Champions. Basta con pasar la competición europea actual por la plataforma gratuita que va a crear esta gente y ya estaríamos. La Champions League es lo que ellos llaman en su mundo la Star League. La actual Europa League sería la Gold League y la Conference se llamaría Blue League en el nuevo formato.
No hay nada que haga pensar que el futuro modelo vaya a ser mejor ni más emocionante que el actual. Ni más justo en términos deportivos, económicos y de gestión.
Al final, para organizar una competición se necesita una estructura neutral que empaquete el producto. ¿Quién se va a ocupar de los árbitros? ¿El Barça de Negreira? ¿Y del Fair Play financiero? ¿La poco ejemplar Juventus de Turín?
El pretendido triunfo de Florentino es otro y es muy meritorio. Es haber arrebatado la exclusividad del fútbol a la UEFA y a la FIFA y que los clubes, que son los dueños de la materia prima, tengan más peso en cualquier decisión y en la gestión de los derechos. E incluso, que tengan todo el derecho a organizar torneos. De todos modos, nada impedía al Real Madrid organizar el trofeo Bernabéu con todos los campeones continentales, o al Barça modelar el Gamper.
Pero la UEFA, por mucho que se intente pintar a la institución con cuernos y rabo, es una entidad neutral que da orden y equilibrio al fútbol continental. ¿Que se pueden gestionar mejor y aumentar los ingresos? Claro. Se puede hablar y negociar. Con los clubes. Con el Madrid, con el Barça. Con todos. ¿Que se puede hacer una competición más atractiva e interesante? También se puede discutir aunque sería difícilmente mejorable. Bien lo saben los madridistas. Las últimas Champions han sido la mejor propaganda del fútbol. En todo caso, a la atracción y a la emoción de los aficionados se llega a través del juego y de la trascendencia deportiva. Nunca a través de la reiteración de partidos que, por mucho cartel que tengan, puedan ser intrascedentes y, por tanto, empalagosos. No hay deporte en el planeta que, a través de la competición, garantice un espectáculo perpetuo. Todas las competiciones tiene un “in crescendo” que la convierten en un acontecimiento de interés gracias al hecho deportivo. Al juego. Y, precisamente, este es el “territorio Champions”. Gracias a eso se ha convertido en una de las mejores competiciones del mundo. Por el marketing, por el naming y, a partir de ahora, puede que por el streaming. Pero siempre poniendo el mérito deportivo y el juego en el centro del escenario.
Que se le puede explotar mejor o de otra manera, sí. Ese es “territorio Florentino”. Pero ojo. El mismo abuso de poder dominante del que se acusa a la UEFA se le puede aplicar a los clubes que quieren arrancar esta nueva realidad si no escuchan al resto. La reacción en contra ha sido casi unánime.
Es evidente que hay un antes y un después de la sentencia del Tribunal Europeo. Una oportunidad, en definitiva. Convendría aprovecharla y establecer un modelo ordenado, equilibrado y sostenible. Con la UEFA, cuyo papel no es tan dañino como nos pintan, y con el Madrid, fundador de la Copa de Europa y pionero del fútbol continental.