El líder del PP ha mostrado sentido de Estado y ha tratado de acabar con la nefasta lógica de bloques y el frentismo
NotMid 31/08/2023
EDITORIAL
La reunión mantenida ayer entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez ha servido para retratar los dos modelos políticos y de sociedad que cada uno quiere aplicar. El líder del PP ofreció al presidente en funciones un acuerdo de investidura que pasaba por buscar un espacio de entendimiento entre los partidos que representan a la mayoría social de España, y para ello trató de recuperar para el debate público dos elementos capitales que se han degradado en la última legislatura. Por una parte, el sentido de Estado, evidenciado en seis pactos de Gobierno de largo alcance que presentó por escrito; por otra, tendió su mano para abrir un periodo político que abandone la lógica de bloques y el frentismo de los últimos años.
Como era previsible, Sánchez lo rechazó, y con soberbia, vía la portavoz del PSOE, Pilar Alegría: «Ha intentado convencernos de derogar el sanchismo, pero le ha faltado persuasión». Con esta sorna responde el partido cuyo objetivo pasa por someter sus probabilidades de gobernar a los secesionistas a través de una amnistía general para todos los implicados en el procés: borrar de manera retroactiva el delito cometido, un privilegio que no contempla la Constitución, que viola los principios básicos de la división de poderes y de igualdad y que supondría -como ha explicado en estas páginas el catedrático emérito de Derecho Constitucional y magistrado emérito del Tribunal Constitucional Manuel Aragón- un golpe mortal para nuestro Estado constitucional y democrático de derecho. Esto es, de momento, lo que conocemos que ofrece Sánchez a los españoles.
Desde que Felipe VI le ofreció intentar su investidura, Feijóo ha mantenido que buscaría el apoyo de Sánchez. Es evidente que el líder del PP no ha caído en una ingenuidad súbita y no hay sorpresa, pues, en la respuesta de ayer. Pese a todo, le correspondía presentar un programa que ayer esbozó ante Sánchez y que alejaría a España del «chantaje» separatista, como bien lo calificó ayer Feijóo. Ahora se carga de autoridad moral y evidencia que es responsabilidad de Sánchez desterrar la alternativa del sentido común y que prefiere poner el país en manos de una minoría radical. Las líneas maestras de los pactos de Feijóo son asumibles por cualquier partido que desea el progreso común del país: regeneración democrática, Estado de bienestar, saneamento económico, las familias, un pacto nacional del agua y uno territorial.
Es una anomalía democrática, en fin, que no haya espacio para el entendimiento entre los representantes de los partidos que han sido los motores de nuestra democracia. Feijóo y Sánchez no se habían citado desde octubre de 2022. Tanto así que el PP todavía reprocha al presidente en funciones la descortesía de no felicitar al ganador de las elecciones. Y mientras uno ofrece volver a la normalidad emulando el espíritu de los Pactos de La Moncloa y la concordia de la Transición, otro elige el Tinell, el acuerdo que en 2003 el socialismo firmó en Cataluña con los separatistas y que exigía la exclusión del PP.