Quiten impuestos, aligeren el lastre fiscal de nuestras empresas y olvídense del presidente de EEUU
NotMid 07/04/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
A Sánchez se le ha aparecido la Virgen de las Desgracias, que le regala el milagro de no tener que gobernar para mandar; y la UE está a punto de cometer el error que nos condenará definitivamente a la ruina. Pero, eso sí, lo votarán los 27. Que no se diga que no se guardan las formas, aunque tampoco se guarden. Nuestros gobiernos no están de acuerdo en cómo frenar la brutal subida de aranceles de Trump. Pero olvidan que ya lo intentó en 2018 subiendo los aranceles a China, y fracasó. Lo que ingresó por la subida fue menos de lo que gastó para compensar sólo las pérdidas del sector de la soja.
Pero allá los norteamericanos, que es a los que Trump sube el precio de lo que compraban, que ahora será más caro. Salvo sectores concretos, nuestro mercado es Europa; ni EEUU ni menos aún China. El cáncer de la UE es que impone a los países miembros más aranceles que los de Trump. Según el FMI, las mercancías europeas se encarecen dentro de la UE un 44% por la presión de sus regulaciones e impuestos, o sea, sus aranceles internos. Eso, en bienes. En servicios, más del 100%. Esa presión fiscal en lo que nació como Mercado Común lastra mortalmente la competitividad de las mercancías europeas. La zancadilla de Trump empeora las cosas, pero no demasiado. Y, ante esta ocasión de rectificar, queremos seguir arruinándonos.
Rebajando sólo la mitad de ese 44% de sobrecoste que imponen a nuestras mercancías las infinitas regulaciones ecológicas, que son aranceles internos, la subida de Trump sería intrascendente. Y no hay que pedir permiso a nadie, ni siquiera a esos lobbies verdes mimados por los políticos rojos. Valencia ha sido y es víctima de la monumental estafa del cambio climático. La Ley de la Huerta de Ximo Puig prohibía limpiar los cauces de los ríos, y ahí se acumuló la metralla vegetal y mineral que activó la dana. Pero toda la UE está maniatada por la absurda idea de salvar el planeta, cuando nuestra economía no alcanza el 10% de la mundial. Y China, India, Rusia y África, que también están en el planeta, se ríen de la Agenda 2030 y aprovechan el suicido energético europeo. Quiten esos impuestos, aligeren el lastre fiscal de nuestras empresas y olvídense de Donald Trump.
España vende sus mercancías básicamente en Europa, y vendería mucho más sin tantos aranceles internos. Claro que eso es lo último que quiere Sánchez, ese arancel que llevamos al cuello.