Sánchez podría aprobar en el Congreso un aumento del gasto en Defensa mediante un pacto de Estado con el PP
NotMid 18/02/2025
EDITORIAL
Pedro Sánchez apeló ayer con acierto, en la cumbre de París, a la defensa de Ucrania como primera línea de protección de la soberanía del conjunto de Europa frente a la amenaza de Rusia. El presidente del Gobierno quedó, sin embargo, desalineado con el mensaje de fondo del encuentro, en el que los principales líderes europeos se conjuraron para adoptar una «mentalidad de emergencia», en palabras de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, para afrontar la crisis derivada del repliegue del aliado estadounidense en una guerra existencial que pone en jaque la arquitectura de seguridad del continente.
Para ser coherente con la gravedad que el propio Sánchez trasladó en su comparecencia ante la prensa -en la que se podía leer entre líneas la necesidad de preparar a la opinión pública para un esfuerzo económico impopular-, el presidente, como mínimo, tendría que haber puesto fecha a su compromiso de alcanzar una inversión del 2% del PIB en Defensa. Un porcentaje que España está lejos de cumplir y que ha quedado ya obsoleto en pleno vuelco geopolítico.
La cumbre de París envió ayer una imagen de unidad a medias, que en cierto modo debilita el músculo europeo frente a un Trump que se rige por la ley del más fuerte, al mostrar las fracturas internas en torno al envío de tropas de paz a Ucrania. Mientras el premier británico, Keir Starmer, se decía dispuesto a integrar esa coalición de voluntarios, los Ejecutivos de Alemania, Polonia y España se mostraban reticentes.
Lo que sí quedó patente en París fue la toma de conciencia europea sobre la necesidad de tomar las riendas de su seguridad, más simbólica si cabe por lanzarse desde Francia, uno de los motores militares del continente –el único dotado de una fuerza de disuasión nuclear– y cuyo presidente, Emmanuel Macron, ha sido tradicionalmente el gran impulsor de la Europa de la Defensa. Un mensaje subrayado por la presencia de los Gobiernos de Alemania, España, Italia, Polonia, Dinamarca, Reino Unido y Países Bajos, acompañados de los jefes del Consejo, António Costa; la Comisión, Ursula von der Leyen; y la OTAN, Mark Rutte.
La política de hechos consumados de EEUU obliga a fortalecer la posición de Kiev de cara a una mesa de negociación a la que no se siente como potencia derrotada. Por su parte, la UE necesita imperiosamente acelerar su inversión en Defensa flexibilizando las reglas fiscales, así como blindar una unidad política fragilizada por las crisis de Francia y Alemania. La constitución de un Gobierno fuerte en Berlín tras las elecciones del domingo será clave para ese liderazgo.
En este contexto, España no puede limitarse a repetir compromisos huecos confiando en «mancomunar» el gasto militar entre los socios europeos para esquivar las desavenencias de sus aliados, mayoritariamente defensores de un «pacificismo» tan demagógico como irresponsable. Sánchez podría contar con los votos necesarios para abordar el compromiso con Europa de la mano del PP, al que sigue demonizando al situarlo en la extrema derecha. La hora crítica de Europa es la hora de un pacto de Estado.