Yolanda Díaz anuncia un viaje a Palestina en el que lo decente sería pedir a Hamas que libere a las judías que tienen como esclavas sexuales
NotMid 17/02/2024
OPINIÓN
IÑAKI ELLAKURIA
A Yolanda Díaz el cargo de vicepresidenta le quedó pequeño, como Madrid y España entera, así que ha decidido desarrollar su propia política exterior. Después de las visitas de Estado al Papa y a Puigdemont, dos genuinos representantes del populismo supersticioso, ha anunciado que viajará a Palestina, aunque sin aclarar si su agenda de líder feminista mundial contempla alguna gestión con Hamas para que, al menos, liberen a las decenas de mujeres judías que desde el 7-O tienen secuestradas como esclavas sexuales. Un gesto de mínima decencia y verdadero feminismo, pero improbable en Díaz, quien con Sumar y el resto de la podemia agitan el discurso antisemita y la narrativa islamista al comparar maliciosamente el genocidio judío a manos de los nazis con las bajas civiles de Gaza -una tragedia cuya principal responsabilidad recae en Hamas-, lo que convierte a España en una anomalía europea también en esto.
Francia, Reino Unido, Italia o Alemania llevan semanas debatiendo sobre los brotes de antisemitismo en sus sociedades y han tomado medidas drásticas para atajarlos, como la decisión de Macron de retirar las ayudas a aquellas organizaciones que abiertamente o de forma velada apoyan a Hamas. Justamente lo contrario de lo que sucede en España, donde el activismo antiisraelí de buena parte de la izquierda gubernamental y periodística ha evitado cualquier reflexión, a la vez que ampara a manadas totalitarias a la caza del judío. En Barcelona, en los cines Girona, debería celebrarse este fin de semana el Festival Internacional Seret de cine Israelí, sin embargo, las amenazas que recibieron los propietarios por parte de asociaciones propalestinas como BDS, que actúan con la impunidad del intocable, lograron que se cancelara pese a haber vendido todas las entradas.
El correo electrónico que un responsable de las salas -que a partir del 15-F ofrecerán un ciclo de cine iraní- envió a los organizadores del festival justificando su decisión menciona el terror que su familia y sus empleados sentían por las represalias pro palestinas, un precio a pagar «demasiado alto». No obstante, esta explicación es distinta a la que el cine ha ofrecido, y en la que, con retórica bávara, ha asegurado que, al final, han escuchado el llamamiento del pueblo palestino y se han opuesto «al uso de la cultura por parte de Israel para encubrir sus brutales crímenes». Dos versiones contradictorias que poco importan cuando el miedo es libre; la miseria moral, infinita; y el antisemitismo, impune y, además, se extiende: la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada acaba de pedir romper relaciones con la de Tel Aviv. ¡Cultura!