NotMid 22/02/2025
EDITORIAL
La forma en que el Gobierno de España está encarando la principal emergencia de Europa, que es apuntalar su defensa tras la retirada del paraguas militar estadounidense, genera una lógica incomodidad en Bruselas. Como informamos hoy, en la Comisión se están haciendo patentes los recelos ante las reticencias de Pedro Sánchez a invertir más. Porque, si bien España no ha cumplido sus compromisos con la OTAN -es el país que menos gasta en términos relativos, un 1,29% de su PIB-, nuestro país tampoco parece dispuesto a asumir la gravedad y la urgencia de la amenaza que se cierne sobre el continente tras el deshielo entre Putin y Trump. La inquietud es lógica también por el declarado «antimilitarismo» del otro miembro del Gobierno, Sumar.
España es la cuarta economía del euro. Su responsabilidad pasa por contribuir sin vacilación al fortalecimiento de la UE, y por hacerlo ya. Mark Rutte, jefe de la OTAN, avisa de que el tiempo apremia para los países incumplidores y apunta como objetivo saltar del 2% al 3%, lo que se negociará en La Haya en junio. En este contexto crítico, Sánchez se escuda en mecanismos «mancomunados» que podrán ser viables, pero ni los eventuales eurobonos ni el recurso al fondo de rescate podrán reemplazar el inevitable esfuerzo presupuestario nacional que el desafío de blindar a Europa requiere de forma inmediata.