En unos comicios que los socialistas alentaron en clave nacional pierden 6 de las 9 comunidades que presidían y feudos como Sevilla.
NotMid 29/05/2023
ESPAÑA
En los pasillos de Ferraz hay un cartel con un primer plano de Pedro Sánchez sobre un fondo blanco. «Ahora sí», se lee sobreimpresionado en grandes letras rojas. Es un «ahora» añorado por los socialistas, un pasado, 2019, cuando las urnas les sonreían. Cuatro años después, ahora no. Debacle. Hundimiento. Castigo. España censura a Pedro Sánchez y hunde al PSOE. De nueve comunidades que gobernaban, los socialistas tan sólo retienen tres: Asturias, pero que pende de un hilo y está a expensas del voto exterior, Castilla-La Mancha -Page estuvo en el alero durante toda la noche- y Navarra, ésta última pendiente de pactos y del factor Bildu. Un poder territorial dilapidado, un durísimo correctivo de los españoles en una cita fijada como preámbulo de las generales que serán a finales de año.
En la primera cita electoral a nivel nacional desde 2019, no pasan la prueba del algodón. Las urnas certifican la dinámica del voto contra Sánchez, contra el Gobierno porque La Moncloa y Ferraz aceptaron y avalaron una dinámica en clave nacional, protagonizando y acaparando anuncios. Los socialistas se desangran, en una catástrofe electoral que pone en jaque el proyecto de Sánchez.
Los alcaldes y, sobre todo, los presidentes autonómicos, confiaban en que el elector valorase la gestión del que mandaba en estos años, pandemia y guerra en Ucrania incluidas, como había sucedido en los últimos comicios autonómicos celebrados.
Pero el 28-M deja lecturas como que la penalización a los candidatos ha sido tal que no ha importado marcar distancias y ser crítico como el aragonés Javier Lambán, que pierde el gobierno -el propio Emiliano García-Page, otro barón crítico, estuvo a punto de perder el poder-, o más afines al presidente del Gobierno como el valenciano Ximo Puig o la balear Francina Armengol, también desalojados. O que la presencia de Sánchez en mítines en distintos puntos de España nosirvió si quiera para que los socialistas retengan en esos feudos:Sevilla, Puertollano, Alcalá de Henares, Gijón, Valencia -cogobernaban-, Palma de Mallorca…
Respecto a 2019, en estas elecciones municipales, que permiten ver un cómputo nacional de votos, los socialistas se han dejado 406.646 sufragios, pero ha pasado de sacarle 1,5 millones de votos al PP a ver cómo los populares les aventajan en 2023 en 757.727 papeletas.
PÉRDIDA DE PODER MUNICIPAL
«Me he recorrido toda España, he pisado mucha calle. Una cosa era la percepción en el Gobierno y en partido y otra lo que percibías en la calle. Sí se había mejorado algo, pero quedaba y queda mucho por trabajar». Así resume un destacado dirigente socialista el estado del partido, reconociendo un esquema de voto contra Sánchez en estos comicios.
Dos imágenes ejemplifican el hundimiento socialista: en sólo una hora, entre as 21 y las 22 horas de la noche, el color rojo desaparecía del mapa español para encenderse el azul; pierden «el alma del PSOE», Sevilla y como síntoma del declive, pierden Huelva, Granada, Toledo, Castellón, Segovia, Burgos, Gijón, Murcia, Palma… hasta Valladolid, que no entraba en ninguna previsión catrastrofista. Paladas de tierra en el proyecto de Sánchez, que se queda sin fuelle en el trampolín ahora mismo. De las 22 capitales de provincia que ganó el PSOE en 2019, ha perdido 15.
«Estas elecciones van de elegir alcaldes y presidentes autonómicos», reclamaban los candidatos socialistas. Pero el Gobierno planteó estas municipales y autonómicas como una plataforma para vender gestión. Los candidatos desgranaban y hacían pedagogía con las medidas implantadas desde el Consejo de Ministros, y Sánchez remataba con anuncios, unos nuevos, otros recuperados.
Una estrategia que molestó en algunos territorios, debido a que vieron cómo no se hacía guiños a sus demandas y se eclipsaba su día grande con iniciativas de carácter nacional. «Fue una estrategia de anuncios made in Moncloa sin calibrar bien el recorrido que podía tener eso», exponen cargos socialistas. Una puesta en escena que permitió al PP asentar el marco de «plebiscito» contra Sánchez y martillear con el mensaje de que el 28-M era una oportunidad para «derogar el sanchismo».
La noche fue fría y desangelada en Ferraz, sede nacional del PSOE. «Quiero reconocer la derrota del PSOE en estas elecciones. Es evidente que el resultado no es el que esperábamos», ha admitido Pilar Alegría, portavoz del PSOE. “Recogemos el guante, entendemos el mensaje y desde ya nos ponemos a trabajar con más intesidad”. En el PSOE saben de lo duro de esta noche, y de lo que supone, pero también tratan de minimizar la importante victoria del PP, pues su diagnóstico es que «ha absorbido todo el voto de Ciudadanos» y apelan ya a que muchos de los gobiernos que liderarán los populares deberán apoyarse «en la ultraderecha de VOX».
En el PSOE se abre ahora un escenario sombrío, sobre todo de cara al futuro. Con la expectativa en el partido de que es necesario que Sánchez insufle oxígeno a un paciente con unas constantes vitales preocupantes. Ocurre que el presidente del Gobierno remodeló la cúpula socialista hace menos de un año y ya ha ido haciendo crisis puntuales del Ejecutivo.
Agencias