NotMid 30/12/2022
OPINIÓN
RAÚL DEL POZO
No hay Gobierno que nos guste, incluso cuando hacen cosas buenas como en el caso de los escudos sociales que ha anunciado el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Es el sexto: van ya 45.000 millones de euros del ala. Aseguran que la nueva política anticrisis va a llegar a cinco millones de españoles; no como los anteriores que no llegaban ni a medio millón.
En los días del fin de año, el Gobierno más de izquierdas de la historia, ha suprimido el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido)de los alimentos básicos- con la excepción de la carne y el pescado-, ha congelado los alquileres, ha decretado bonificaciones a transportes y va a dar cheques de 200 euros a los boqueras.
Hay gente tan dura e insensible que está contra las paguitas porque convierte el Estado del bienestar en el de la sopa boba y a los ciudadanos en parásitos que viven de subvenciones.
La Iglesia lleva haciendo mucho tiempo caridad y no ha acabado con la pobreza. Antes de la democracia había casas de misericordia y se daban limosnas de buen corazón y para acallar conciencias. Pero en este momento de guerra y crisis, cuando hay colas del hambre, bancos de alimentos e inflación, todo lo que se haga para ayudar a las familias vulnerables es poco.
Los contrarios a las medidas de solidaridad contestan que el Gobierno se ha forrado con la inflación, el zafarrancho fiscal y ahora devuelve sobras y propinas.
Hay refranes de mala sombra como ese de por la caridad entró la peste. Critican que el Gobierno se confunda con Cáritas y, en vez de justicia retributiva, practique el pensamiento blando, paguitas y limosnas que no escudo social. No hacen caridad sino propaganda.
Dijeron con tanta euforia lo del cheque de 200 euros que todo el mundo pensó que lo darían cada mes, cuando en realidad lo que van a dar es poco más de 50 céntimos al día. Deletrearon con tanta sonoridad la pasta que parecía el Gordo de Navidad y no era sino una pedrea de 16,6 al mes, poco más de 50 céntimos al día. No era una medida de apoyo a las familias vulnerables sino una limosna. Han pasado de la propaganda al timo de la estampita mostrando los falsos 200 euros a los primos.