Las enfermeras le dan la vuelta a la sábana cuando se va un enfermo y la cama ya está lista para otro. El de la Sanidad es un problema mundial
NotMid 16/11/2022
OPINIÓN
EMILIA LANDALUCE
No se puede negar que la manifestación del domingo, la marea blanca en Madrid, fue un éxito de convocatoria. La sanidad pública es uno de los elementos por los que está bien ser español, madrileño… Y solo basta ver las estadísticas de otras comunidades, de otros países, para darnos cuenta de que estamos ante un problema mundial.
En Inglaterra, por ejemplo, cuentan las enfermeras que no se cambian las sábanas a las camas de los enfermos, sino que simplemente se les da la vuelta y que se meta el siguiente paciente. Todos los sistemas sanitarios atraviesan su propia crisis.
Y, como con cualquier crisis, los políticos la politizan porque si no se llamarían gestores o ingenieros. No es cierto que las urgencias en los hospitales en Madrid estén fallando, ni que se deje de atender a un enfermo de cáncer. Ni a su padre de 85 lo van a dejar sin hacerle un cateterismo. (Eso pasa en la venerada Canadá de Trudeau). Pero también es cierto que a los médicos se les paga poco en comparación con otros países. Sobre todo si la oferta de trabajo proviene de hospitales privados. En Francia, dicen, pagan 17.000 euros al mes a un radiólogo. En la privada, repito. Hay, por tanto, que replantearse cómo retener a los médicos o cómo incentivarlos para que sean médicos de familia / de atención primaria en lugar de cirujanos plásticos, que es donde se gana un pastizal. Al final, como en todo, es el dinero.
La sanidad no debe politizarse. Y es verdad. Sin embargo, se politiza hasta extremos absurdos.
Antes era casi un anatema que la sanidad pública y la medicina privada compartieran expedientes, pruebas de los pacientes… Una evidencia de cómo hacer política -y la política no tiene por qué ser lógica- perjudicaba a los ciudadanos.
Antes, usted iba a una revisión ginecológica por la privada y si en la mamografía le encontraban algo maligno y decidía irse luego a la Seguridad Social, tenía que repetirse esas pruebas porque en la pública no se utilizaban por principio(s) las pruebas de las privadas. Y en un caso de cáncer, en el diagnóstico, los tratamientos… la cuestión del tiempo es vital. Poco a poco, esta idiotez empieza a revertirse y ahora se deja este tipo de decisiones en manos de los facultativos. Pero no ha sido una tarea fácil. Prejuicios ideológicos en los que lo lógico brilla por su ausencia. Y así en muchos otros asuntos.