La rave en Ciudad Real acabará mañana. Nadie sabe quién la organizó pero sí quién tendrá que limpiar. Es ordinario pensar que puedes manchar en donde pagas
NotMid 05/01/2025
OPINIÓN
EMILIA LANDALUCE
La ya tradicional rave -una macrofiesta- de Nochevieja ha llegado a los medios, como cada año llegan las nevadas (con sus bañistas mayores en la Concha que nunca «en su vida» han cogido un catarro), el Día de la Mujer -el 8-M- con María Blasco (y sus escándalos) o la astronauta zaragozana, o el método de los expertos para superar el estrés postvacacional tras el verano.
Este año, la rave gorda ha caído en terrenos públicos colindantes al fallido aeropuerto de Ciudad Real. Los raveros, en realidad, molestan poco porque se organizan en terrenos públicos alejados de los vecinos: se ponen hasta arriba de groda (así lo llamaba un pastor) y bailan sin otra pretensión que bailar. (La seducción y el ligoteo van por otro lado).
Lo único que se les puede criticar es que no limpian los estragos que dejan en el paraje tras casi una semana de convivencia sin agua corriente ni recogida de basuras. La del año pasado, en Fuente Álamo (Murcia), supuso un gasto de 100.000 euros en limpieza. Pero claro, como diría Carmen Calvo, el dinero público no es de nadie. Es normal que los chicos den por hecho que alguien vendrá a recoger lo que ensucian: las pieles de plátano se desintegran en el campo; no así los támpax, las latas o las botellas con su tapón adherido…
No soy nadie para criticar una rave. Cuando éramos pequeños (ya hemos cumplido todos los 40), estaba de moda la rave del túnel, en una obra sin terminar de Madrid, y otra rave que llamaban «la flúor» (había que ir vestido de colores fluorescentes) que se hacía en la frontera de Badajoz con Portugal. (Creo que la organizaban los hijos del representante de Lole y Manuel). Lo cierto es que, cuando te apuntabas al plan, nadie se preocupaba de la infraestructura ni de la limpieza… Ni siquiera de cómo volver a casa. Supongo que eso sucede cuando piensas que siempre habrá alguien que friegue y recoja. En este caso, «el Estado opresor», que también es un «macho» limpiador.
Un amigo de mis hermanos tiene una manera muy gráfica y ordinaria de contestar cuando, en un restaurante, un hotel o su casa, le dicen que no puede hacer algo (cosas inocentes como sentar más comensales de los reservados o pedir más platos después de que cierre la cocina). «Donde pago, me cago». Y sorprende mucho, porque la gentebiendetodalavida no caga ni mea. En todo caso, dicen que «van al baño» o «que hacen pipí». Pero no es la forma lo que resulta ordinario, sino la fórmula en sí: pensar que tienes derecho a despreocuparte sólo porque has pagado.
Hace unas semanas, los maridos se vengaron de nosotras por nuestra cena de Navidad de niñas. Quedaron en casa de uno que había mandado a la mujer y a los niños de excursión a Puy de Fou para poder comer y beber como comen y beben los tíos. Esto es: a lo coyote. Debieron de contratar a Koldo o algo parecido para las amenities, porque, según fui informada, había guirnaldas y tangas colgados de los cuernos del venado del salón.
Cuando mi amiga volvió hecha polvo de Puy du Fou, se encontró la casa como si hubieran hecho la rave [raberos de rabos] de Ciudad Real. Bien leerán lo que decía: «¡Y el baño! Había hasta barro… O lo que fuera, porque (eufemismo) habían ido al baño en el suelo. Y lo peor es que, como era domingo, le había dado el día libre a la pyme (que es como ella llama al servicio)». Donde pagas, no siempre te c…
Así que mi amiga tuvo que quitarse los mitones y ponerse los guantes de fregar. Solo hizo el apaño; lo gordo lo dejó para cuando terminara el día libre.
Ahora los medios andan preocupados porque, hasta pasado mañana, no se desmonta la rave de Ciudad Real y nadie sabe quién es el organizador, a quién pedir cuentas y tal. Pero ¿no era que el dinero del Estado no es de nadie?
Pese a la jornada de Yolanda Díaz, parece que donde pagas sí que te c… O te haces de (Carlos) Cuerpo. Como dice la vice, el ministro de Economía es «mala persona». Y ella que pensaba que sin Calviño en el Consejo las cosas iban a cambiar. Otra rabera ya amortizada por lo de Errejón.