El vehículo robótico de la NASA ha encontrado unas moléculas orgánicas de un tamaño sin precedentes en el planeta rojo, aunque los científicos no han podido determinar su origen. Se formaron hace 3.700 millones de años, cuando la vida estaba surgiendo en la Tierra, y se han preservado en terreno arcilloso.
NotMid 25/03/2025
Ciencia y Tecnología
Mientras la vida transcurre en la Tierra, los vehículos robóticos de la NASA Curiosity y Perseverance siguen explorando Marte infatigablemente, año tras año, y haciendo asombrosos descubrimientos gracias a los instrumentos que llevan para analizar las muestras in situ. El último, muy emocionante, se ha anunciado este lunes, y constituye una gran noticia para la búsqueda de huellas de vida antigua en un inhóspito planeta que, sin embargo, hace mucho tiempo fue parecido al nuestro.
Curiosity, que llegó al cráter Gale en 2012, ha descubierto en un terreno arcilloso las moléculas más complejas y antiguas halladas hasta ahora en Marte: unas moléculas orgánicas de hidrógeno y carbono de un tamaño sin precedentes, que contienen hasta 12 átomos consecutivos de carbono -hasta ahora, las moléculas orgánicas halladas en el planeta rojo tenían, como mucho, seis átomos de carbono-. Además, se formaron hace nada menos que 3.700 millones de años.
“Es la primera vez que se identifican moléculas como éstas en Marte, tan complejas y tan antiguas”, resume Felipe Gómez Gómez, el investigador del Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA) que forma parte del estudio que ha analizado el hallazgo de Curiosity, y cuyas conclusiones se publican este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). “Nunca se habían encontrado moléculas tan largas, tan maduras, que podrían proceder de ácidos grasos de cadenas aún más largas. Los ácidos grasos en la Tierra están relacionados con la vida. Sin embargo, el origen de las identificadas en Marte no lo conocemos, y no podemos asegurar si son abióticas o bióticas”, admite.
Es decir, los científicos no pueden determinar todavía cómo se formaron, si fue por la actividad de algún organismo (bióticas), o son moléculas abióticas, es decir, en cuya formación no ha intervenido sin ser vivo. Porque aunque estos ácidos grasos sean un componente de células terrestres, también se forman en procesos abióticos.
Como apunta el científico español, su origen es un enigma pero este tipo de moléculas están presentes en nuestro planeta: “Las conocemos muy bien, sabemos lo que son porque aquí en la Tierra hay muchos ejemplos“, señala.
Sea cual sea su procedencia, el hallazgo demuestra que el suelo marciano puede contener todavía biofirmas de una etapa geológica muy antigua, es decir, que haya preservado elementos químicos que revelen sin duda que hubo vida.
La falta de actividad geológica y el clima frío y árido de Marte han contribuido a preservar esta valiosa materia orgánica en una muestra rica en arcilla durante los últimos 3.700 millones de años. Por tanto, estas moléculas orgánicas datan de la época en la que la vida estaba surgiendo en la Tierra.
“El hallazgo es muy interesante por ser moléculas tan largas y por el sitio donde se han identificado, ya que la roca es un mudstone, es decir, una roca formada por la deposición de precipitados y fangos en un medio líquido que posteriormente compacta y se deseca en forma de roca”, detalla el investigador.
Entornos extremos
Curiosity hizo este descubrimiento con su instrumento SAM, cofinanciado por la Agencia Espacial Francesa (CNES), y en su análisis, liderado por la investigadora francesa Caroline Freissinet, han participado científicos de Francia, EEUU, España y México.
La contribución española desde el Centro de Astrobiología a esta investigación internacional, precisa Gómez, ha consistido en colaborar en los análisis del instrumento SAM y en llevar a cabo algunos experimentos similares en los laboratorios de este centro situado en Madrid: “Además, nos desplazamos a río Tinto [en la provincia de Huelva] para perfeccionar los protocolos de identificación de este tipo de moléculas en ambientes extremos”
Según Gómez, este hallazgo les va a “ayudar a entender la capacidad de preservación de moléculas de este tipo en el planeta rojo”. Y llegar a descubrir trazas de vida será el objetivo de los futuros rovers marcianos que explorarán el planeta rojo, como los de la misión europea ExoMars, cuyo lanzamiento está previsto para 2028 si no surgen nuevos contratiempos, y de Mars Sample Return, que harán conjuntamente la NASA y la ESA a principios de la década de los 30.
Asimismo, el futuro drone Dragonfly, que explorará en la década de los años 30 Titán, la mayor luna de la satélite, llevará un instrumento parecido a SAM.
Agencias