Tenemos unos Reyes a la altura de los desafíos más difíciles y un presidente del Gobierno que no da la talla
NotMid 04/11/2024
OPINIÓN
MAITE RICO
Las imágenes de ayer en Paiporta han confirmado lo que ya sabíamos. Tenemos unos Reyes a la altura de los desafíos más difíciles y un presidente del Gobierno que no da la talla. La visita de Felipe y Letizia a la zona arrasada por la DANA estaba programada con el Gobierno autonómico, y Pedro Sánchez aprovechó para sumarse y usarlos de parapeto, como suele hacer. Solo que esta vez no cayeron silbidos e insultos. Esta vez fue una lluvia de lodo, palos y golpes. La ira de quienes han perdido todo y solo han recibido indiferencia.
El presidente huyó en cuanto pudo. Los Reyes, víctimas colaterales, aguantaron las pelladas de barro y se acercaron a los indignados. La turba se convirtió entonces en personas, a las que miraban a los ojos, a las que abrazaban. No eran «violentos marginales», como los definió Sánchez. Eran españoles desamparados, que han estado días enteros sin luz, sin agua, rodeados de cadáveres, víctimas de los pillajes, mientras los responsables políticos se arrojaban competencias y protocolos.
El Gobierno susurraba ayer a la prensa amiga que la visita «había sido un empeño del Rey, y un error garrafal». Empeño sí fue. Error, no. Fue un gesto esencial de humanidad. Si de él hubiera dependido, estoy segura de que Felipe VI habría acudido sobre el terreno el mismo miércoles, horas después de la debacle. Ese día, con el contador de muertos disparado, Pedro Sánchez se paseaba por la India con Begoña; Carlos Mazón papaba moscas y el Gobierno y sus aliados seguían adelante con el pleno extraordinario para hacerse con el control de RTVE, en lugar de suspenderlo para volcarse con las víctimas. Aina Vidal, portavoz de Sumar, resumió tanta miseria moral: «Los diputados no estamos para ir a Valencia a achicar agua».
Tampoco Moncloa estaba para tomar decisiones. «Si las autoridades valencianas no tienen recursos suficientes, que los pidan», decía el sábado Pedro Sánchez, y recordaba a María Antonieta en Versalles: «Si no tienen pan, que coman pasteles». La reina guillotinada nunca dijo esa frase, pero Sánchez soltó la suya en su comparecencia televisada. Moncloa evitó declarar la emergencia nacional, más que justificada. Tampoco Mazón iba a pedirlo: habría sido reconocer su impotencia. Margarita Robles hacía ganchillo a la espera de que Valencia suplicara refuerzos. Y mientras, los valencianos se ahogaban. Aún hay muertos bajo las aguas. Una semana después.