Feijóo encara un debate peligroso por varias razones
NotMid 23/08/2023
OPINIÓN
ARCADI ESPADA
El problema no es que el Rey haya encargado una investidura seguramente fallida. Ya falló dos veces con Pedro Sánchez y una con Mariano Rajoy. El problema es que ha encargado esa investidura cuando, a diferencia del pasado, hay muchas posibilidades de que haya una investidura exitosa y la lidere otro. El débil sentido institucional español se ha puesto otra vez de manifiesto y en la más alta institución. El Rey debió darse un tiempo para ver si cuajaba alguna mayoría. Y solo si no hubiera sido así, aprovechar la voluntad de Feijóo para poner el reloj constitucional en marcha. Ese reloj, por cierto, cuyo mecanismo es un fallo estructural del sistema que debió corregirse hace tiempo.
Pero el error del Rey es una gran oportunidad para Feijóo. ¡Aunque no le salgan los números! Cualquiera recuerda con qué absurda tozudez el líder del PP y comentaristas adyacentes se negaban a la presentación de una moción de censura contra Sánchez, en aquel tiempo de los indultos, también para violadores, la reforma de la sedición y de la malversación y un Feijóo instalado por fuerza en su inane lugar de senador. Nunca les pareció que semejante paisaje degradado fuera razón suficiente para que Feijóo plantara cara y, entre las muchas oportunidades que el debate le brindara, aprovechara la de poder convertirse en un líder político español y dejar de ser, de una vez, el melancólico caballero de la orden del Albariño. Los frágiles argumentos que usaban -y que solo enmascaraban una desconfianza en las posibilidades dialécticas del candidato- nunca fueron capaces de observar que en el sintagma moción de censura había una moción que perder, pero una censura que ganar. Una sutileza que ahora queda algo desvaída, porque el peso de la investidura -y su aritmética- es mayor que el de la moción.
Feijóo encara un debate peligroso por varias razones. Para empezar, el camino hasta el 26 de septiembre se le va a hacer monótono y larguísimo. Y no debería descartar, por ejemplo, que poco antes de empezar el solemne discurso, su rival anunciara que ya dispone de su propia mayoría parlamentaria: sería francamente letal. Pero también tal estratagema de trilero puede ser superada si Feijóo es capaz de dictar un discurso con la grandeza y severidad suficientes para cumplir un objetivo principalísimo, que es el de avergonzar a los españoles que el 23 de julio, y ya sabiendo con creces quién era, votaron a Pedro Sánchez.