NotMid 16/01/20204
DEPORTES
El fútbol español irá a hacer el ridículo a Arabia Saudí hasta 2029. Y será más, no nos engañemos. Cuarenta millones al año justifican cualquier cosa para quienes rigen (exprimen, canibalizan, pervierten) este negocio. Si les da exactamente igual blanquear a un régimen para el que los derechos humanos son un incordio insignificante, imaginen lo que les importa mostrar al mundo el esperpento de millares de pseudoaficionados abroncando a uno de los mejores centrocampistas de su generación, Toni Kroos, por ser el único que le dice al emperador que va desnudo y no está bueno.
La imagen ha sido grotesca, pero eso no le importa a quien no tiene dignidad y sí un chalet con piscina y gnomos feos de jardín porque, eso sí, a horteras no les gana nadie. Con Rubiales y sin él.
La Supercopa es una vergüenza y, además, ha dejado heridos. Unos, como Xavi, se desangran sin remedio. Otros, como el Atleti, se resisten a asumirlo o, aún peor, les da lo mismo. La distancia que les separa del Madrid crece cada día. No tanto en el nivel de los equipos, que también, como en su plan de futuro. Los blancos llevan años preparándose, los otros sólo aspiran a sobrevivir. Su mañana es tétrico.
Entre 2014 y 2018, se dio una casualidad cósmica: los tres grandes españoles exhibieron su cénit simultáneamente (el Barça de Messi apurándolo, pero aún temible).Durante esos cinco años, cuatro Champions fueron para el Madrid, la otra para el Barça y el Atleti peleó dos finales y ganó todos los cruces que no implicaron al vecino. Eran los reyes, pero el fútbol europeo comenzó a acelerar, y sólo en Chamartín fueron capaces de afrontar el cambio de era.
Ganando otra Copa de Europa milagrosa por el camino, porque es el jodido Real Madrid y hace esas cosas, Ancelotti vio cómo su lujosa y elegante berlina se convertía en un bólido. La reconstrucción sobre la marcha ha dejado una base de futbolistas de 25 años o menos que incluye a Militao, Tchouaméni, Camavinga, Valverde, Rodrygo, Vinicius y un tal Bellingham. Y tiene dinero.
Mientras, el Barça se dedicó a hacer trampas contables, vender humo y colocar al frente a un ídolo, o cabeza de turco, sin importarle que nada indicase que Xavi estuviera preparado. Había que disimular. La salud de Gavi y Pedri pone en pausa su reinvención y, sobre todo, la situación institucional es un caos. Ni dinero, ni prestigio, ni cabeza.
Y el Atleti, once años seguidos con los ingresos de Champions para seguir comportándose como un pordiosero, se ha dedicado a llenar los bolsillos de sus dueños y desperdiciar los últimos años de un Griezmann diferencial con fichajes de outlet. Un equipo que creció desde la ambición hoy se conforma con competir y celebra aguantar al Madrid hasta la prórroga. Aguantar y perder. No puede (quiere) fichar, sus estrellas superan los 30 y no hay más proyecto que esconderse detrás de Simeone.
El Madrid vive en el futuro. Barça y Atleti mueren en el presente.
Agencias