Produce sorpresa ver a uno de los dos partidos que se han repartido el poder en democracia desapareciendo en las elecciones
NotMid 13/0672022
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
La Constitución Española otorga un papel esencial a los partidos políticos como representantes de la ciudadanía, cuya opinión sustancian en el Gobierno nacional, los autonómicos, los municipales y las diputaciones. Luego, vulnerando esa Constitución que les permite vivir a cuenta de los escaños conseguidos, obligándonos a pagar el sueldo a gente que odiamos, los partidos han tomado el poder judicial, el Constitucional, el Supremo, la Fiscalía, el Tribunal de Cuentas y cualquier organismo para controlar a los partidos, que deberían limitar su presencia al legislativo y al ejecutivo. Ja.
En todo meten las narices. Rubiales, el Rubi de Geri, se mensajea con Antonio el Europeo, conocido aquí como Pedro Sánchez. Y si Geri Piqué y su Rubi se llevan la Supercopa española a Arabia Saudí, será con el plácet de Antonio, que algo sacará a cambio. Y no me refiero al millón y medio que ha gastado en reformar sus mansiones de estío. Si los socialistas andaluces pagaban en los prostíbulos con tarjetas de la Junta, porque «les daba cosa» usar la privada, cómo no aceptar que Catar, Macron y Sánchez mediante, decida dónde y cuándo jugamos. Y quien dice Catar, dice Riad. Pero todo, absolutamente todo, proviene del poder de los partidos políticos, de ahí que la mejor forma de no saber lo que nos roban es no preguntar.
De ahí también la sorpresa que produce ver a uno de los dos partidos que se han repartido el poder en democracia desapareciendo súbitamente en las elecciones. Anteayer vi a Feijóo, presidente del PP, llamando a votar a un partido llamado Juanma. No El PP de Juanma o Juanma el del PP, simplemente Juanma. ¿Confianza en sí mismo del candidato por encima del partido? Sin duda. Feijóo hace igual en Galicia. Pero sucede que, tras contar los votos, ambos representan en sus parlamentos regionales al PP, no a Juanma ni a Alberto; y el Gobierno, por los errados precedentes de las encuestas herradas, deberán pactarlo con otro partido, Vox, que, al revés del Partido Juanma, se presenta con sus siglas y una candidata a la que los juanmasinos llaman «la alicantina». ¡Qué respeto a la ciudadanía española! Luego hablan las urnas y los encuesteros quedan fatal, pero ya andarán urdiendo otro fervorín demoscópico. ¡Será por dinero!
Yo sé cómo pedirle cuentas a un partido, pero, la verdad, a Juanma no sabría cómo hacerlo. ¿A quién dejo de votar en las generales?
ElMundo