Feijóo inauguró ayer su liderazgo en la oposición con un atinada ¡y novedosa! defensa de la igualdad entre los españoles
NotMid 31/08/2023
OPINIÓN
ARCADIO ESPADA
Por fin despertó Feijóo de la larga noche del 23 de julio. Después de cinco semanas sonámbulo y dando tumbos, ayer reconoció que no ha ganado las elecciones al tiempo que señaló una manera realista y políticamente vigorosa de ganarlas. El único error de su encuentro con Pedro Sánchez y de su impecable comparecencia de una hora después fue la extravagancia de ofrecerle dos años de legislatura pactada. Aunque comprendo que algo así hay que ofrecer para que la chapuza periodística escriba «una propuesta novedosa». Feijóo inauguró ayer su liderazgo en la oposición con un atinada ¡y novedosa! defensa de la igualdad entre los españoles. Apenas era el día de ir más allá de su enunciado. La igualdad entre españoles es un asunto de una gran densidad y construir a partir de ella un programa de gobierno es un reto intelectual y político. Tiene, además, la incomparable cualidad de que es un concepto que puede tocarse.
Igualdad entre los españoles es que en la sede de la soberanía nacional se use la única lengua de los españoles. Es que los españoles paguen en cualquier lugar del territorio los mismos impuestos, también en Bilbao y en Madrid. Es que puedan trabajar en el sector público sin tener que sortear caprichos regionales, incluidos los lingüísticos. Es que presentada una receta del sistema de salud catalán en una farmacia de Madrid te expendan el medicamento y no la injuria de que esto no vale aquí. Es que las preguntas de la selectividad sean las mismas para cualquier estudiante español. La igualdad entre los españoles es que haya un único número de emergencias y sea el general de la Unión Europea. La igualdad, en fin, es que haya españoles.
A pesar de las apariencias, la propuesta de Feijóo es, ya digo, agradablemente realista. Su objetivo no era convencer a Sánchez sino evidenciar hasta qué punto la igualdad no puede entrar en el vocabulario político de un socialista. Su denuncia tiene, esta vez sí, una capacidad de atracción transversal, que va mucho más allá de las apelaciones de su campaña a los viejos socialistas puramente desencajados. Por último, vetándose Feijóo con el mero uso de la palabra igualdad cualquier posibilidad de acuerdo con los nacionalistas, reconoce que en España hay dos bloques políticos y solo uno que pueda gobernar con ellos.
Las dificultades de este programa son numerosas. No hay que ignorar que para llevarlo a cabo Feijóo tendrá incluso que luchar contra Feijóo. Pero ayer tuvo el buen gusto y el compromiso de predicar con el ejemplo y aparecer, por primera vez desde que llegó, como un líder político español.