Un accidente parlamentario en mayo de 2018 lo dejó expuesto a la radiación sanchista y ahora siente por la sostenibilidad de las pensiones algo muy parecido a lo que siente por la cogobernanza migratoria
NotMid 28/10/2023
OPINIÓN
JORGE BUSTOS
Hay algo contradictorio en José Luis Escrivá, capaz de llamar en directo al programa de Latorre para reconvenir a un tertuliano pero incapaz de llamar a los presidentes autonómicos para discutir una solución compartida a la crisis migratoria. Don Escrivá gasta la misma jeta que Bruce Banner, el apocado físico de la Marvel que tras una sobreexposición accidental a rayos gamma muta en el increíble Hulk. De igual modo nuestro ministro de Seguridad Social y Migraciones se pasó la mayor parte de su vida siendo un retraído economista de Albacete al que ficharía el PP para hacer papeles en defensa de la ortodoxia fiscal, pero un accidente parlamentario en mayo de 2018 lo dejó expuesto a la radiación sanchista y ahora siente por la sostenibilidad de las pensiones algo muy parecido a lo que siente por la cogobernanza migratoria.
Cuentan quienes han trabajado con él que es mejor no andar cerca cuando acontece una de sus metamorfosis. El proceso se desencadena por las provocaciones más insospechadas: cuando alguien discrepa de sus previsiones macroeconómicas, cuando cientos de cayucos colapsan Canarias o cuando hay luna llena. Pero una vez consumada la mutación tiembla hasta su cuenta tuitera, desde la que arremete contra administraciones y periodistas mientras hace jirones su camisa de tecnócrata. A cambio, son muy celebrados entre los plumillas sus abruptos accesos de narcolepsia en las sesiones del Congreso y el Senado, mediante los cuales el cuerpo en REM del ministro repone las energías derrochadas durante su última transformación.
En realidad Stan Lee y Jack Kirby, creadores de Hulk, se limitaron a facturar una actualización pop de la novela de Stevenson sobre Jekyll y Hyde, misterioso caso de desdoblamiento identitario en el que los psicoanalistas descifraron una genial anticipación a la teoría freudiana del subconsciente. Ahora bien, ¿quién de los dos es Escrivá cuando gobierna? La pregunta importa especialmente porque se rumorea que Nadia Calviño está loca por largarse de aquí a dirigir el Banco Europeo de Inversiones y su puesto vendría a ocuparlo el increíble Escrivá. ¿Planea dirigir la política económica con la misma mezcla de visceralidad, arrogancia descamisada, hipertrofia de brotes verdes irreales como la piel de Hulk y sacrificio del rigor en aras del populismo? ¿Osaría la OCDE decirle a la cara que amplíe el periodo de cómputo de las pensiones?
Entretanto que no se le ocurra a nadie mentarle al ministro la vergüenza de los inmigrantes repartidos a voleo y sin preaviso. Eso sería ponerle frente al espejo de su incompetencia gestora, y es sabido que a Hulk no le gustan nada los espejos.