NotMid 04/01/2021
OPINIÓN
MIGUEL ÁNGEL MERIGÓ Y PEDRO CANTARERO
La meteorología en España es muy caprichosa. Tenemos años secos y años lluviosos. Cuando llueve en el norte, no lo hace en el sur y cuando lo hace en el este, no lo hace en el oeste. Las precipitaciones medias se han reducido en torno al 30% en los últimos 60 años, lo que es compatible con episodios intensos de lluvias torrenciales en cuencas estructuralmente excedentarias, como por ejemplo la de la cuenca del río Ebro y con cuencas deficitarias, como la del río Segura. La nieve se ha reducido a la mitad y al alternar el invierno con episodios primaverales se propicia el deshielo prematuro. Una situación que se está generalizando con el cambio climático es que cada vez hay más crecidas de los ríos, a veces con consecuencias desastrosas.
Por lo que parece, está claro es que sobra agua y que los embalses actuales no son capaces de almacenarla cuando hay crecidas. El rio Ebro está inundando miles de hectáreas, con una crecida que vierte un caudal de agua de 2.300 metros cúbicos por segundo. Una catástrofe a la que asisten los agricultores del sureste peninsular impotentes. Los regantes no quieren que el agua se tire al mar, porque la necesitan para regar sus huertos. España es el país europeo con mayor tendencia al estrés hídrico (Comisión Europea y World Resources Institute, 2005).
En los últimos años, se ha registrado como uno de los países que más agua consume por habitante y día en cuanto a uso doméstico y esta demanda ha venido aumentando debido al desarrollo económico, la expansión urbana, el turismo y la agricultura (Escuela de Organización Industrial, 2015). Se calcula que para el año 2030 un 65% de la población española sufrirá las consecuencias de la escasez del agua.
Entre los resultados del XIV Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamiento en España 2016, con una muestra de 35,2 millones de habitantes, el 75,6% de la población española y los 2.041 municipios, se observa que hay un déficit de inversión y envejecimiento de las infraestructuras. Esto se ha dado a raíz de la crisis económica y tras varios años sin dedicarse una inversión adecuada en los presupuestos generales.
El agua que ha acabado en el mar en este reciente episodio de inundaciones en este año, ha superado ampliamente los 2.200 hectómetros cúbicos. Es un volumen enorme, equivalente al agua que consumen los hogares de toda España durante un año. Según los registros oficiales de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), el embalse de Flix (Tarragona), el último pantano que tiene el Ebro antes de desembocar en el mar, lleva días soltando por sus compuertas más de 150 hectómetros cúbicos cada 24 horas, más de 150.000 millones de litros cada día.
OKDiario