Lo que ha sintetizado el juez Hurtado es nada menos que el cronograma de una conspiración de Estado contra una rival política, urdida entre la presidencia y la fiscalía general
NotMid 15/01/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Ver a Pilar Alegría corregir a un juez del Tribunal Supremo es como ver a un gorrión disparando a una escopeta. La jurista baturra, que, en los días claros, se acerca al nivel intelectual del hermano zombi de Falconetti, ha dicho: “En un Estado de Derecho todo debe basarse en indicios, y en este caso, no los hay.” O sea, que tampoco sabe qué significa “indicios”. Una vez se empeñó en que insultos y soeces eran sustantivos, porque su comprensión lectora no alcanza a distinguirlos de los adjetivos, y no quiero ni pensar en los pobres adverbios, indefensos entre sus mandíbulas. Pero la sacerdotisa de la idiocia tenía a su lado al sacristán Marlaska, que, lejos de corregirla, asistía a la evidente imputación del delito de prevaricación al juez Hurtado y asentía como un muñeco de Mari Carmen, aquí Mari Pili. Si son “elucubraciones” (lo escribirá con hache) y “sin pruebas” (con uve), deberían ir a un juzgado y denunciar al juez. Hasta que impongan la ley de defensa de Sánchez se conforman con difamarlo.
Admitamos que Pili Juerga no sabe hablar ni leer, incapacidades que suelen ir juntas. Pero entre los 600 asesores de la Moncloa tiene que haber alguno capaz de entender las 14 páginas del auto y hacerle un resumen. Porque lo que ha sintetizado el juez Hurtado es nada menos que el cronograma de una conspiración de Estado contra una rival política, urdida entre la presidencia del Gobierno y la fiscalía general del Estado. Y ha añadido una minuciosa cronología del delito de revelación de secretos, dejando por embusteros a los medios cómplices de la infamia, que busca siempre impedir que haya una alternativa democrática de Gobierno.
Las pruebas, no indicios, aunque con indicios bastaría, las aporta la UCO, en funciones de policía judicial. Y son tan tremendas que el juez ha añadido un párrafo defendiendo el trabajo de la Guardia Civil. Cómo serán, decía Arcadi, las presiones que sufren. Y las que sufriremos bajo esta cáfila de lerdos.
Las principales asociaciones judiciales han acudido a Europa a denunciar la situación agónica de la Justicia en España. Abascal y Feijóo han hecho idéntica denuncia, pero, en vez de unirse en un frente común y ante la UE, se han ido a cazar o a conciliar. Creen que jueces y medios harán su trabajo sin tener que desgastarse. No ven, o les da igual, que el desgaste institucional es ya casi irreparable.