Las fuerzas ucranianas dicen que han recuperado casi 15 kilómetros cuadrados de territorio durante la última semana
NotMid 01/08/2023
MUNDO
Sangre, zapadores, lágrimas. Así transcurre el lento avance de Ucrania para recuperar sus territorios, mientras Rusia sigue matando a ucranianos en sus casas: ayer lunes una niña de 10 años y su madre murieron junto a otros cuatro vecinos de Kryvyi Rih por un bombardeo ruso. La contraofensiva progresa con dificultades porque antes del verano las fuerzas de ocupación rusas en el frente sur tuvieron tiempo de cavar trincheras y colocar barricadas con fosos antitanque mina y los temidos dientes de dragón, capaces de frenar a los blindados suministrados por los aliados.
Las fuerzas ucranianas dicen que han recuperado casi 15 kilómetros cuadrados de territorio durante la última semana. Las tropas rusas, que todavía ocupan casi una quinta parte de Ucrania en el este y el sur. Entre los principales frenos para Kiev están los dientes de dragón. Estos conos de piedra se han convertido en la estrella del denso sistema de fortificaciones para intentar paralizar la contraofensiva ucraniana. Son obstáculos antitanque piramidales de hormigón armado. Los dientes de dragón no sólo ralentizan el avance de los tanques del enemigo, sino que los desvían hacia zonas donde puedan ser eliminados fácilmente por las armas antitanque.
Moscú se lanzó en abril a proteger 800 kilómetros con varias capas de fortificaciones ante un rival ucraniano que cada mes tiene mejores armas occidentales. Las imágenes revelan que las posiciones rusas se concentran sobre todo en la región sureste de Zaporiyia, en el este y alrededor de la península de Crimea. Algunas veces la tecnología no puede con el cemento: los rusos llevan usando este sistema desde que trataron de proteger Stalingrado.
A pesar de ello, Ucrania ha recuperado una serie de pueblos, pero no grandes ciudades. Desde que lanzó su contraofensiva en el sur y el este ocupados por Rusia a principios de junio la información ha sido poca y los avances, discretos. Las imágenes de satélite muestran trincheras, fosos, búnkeres, trampas, cuestas, alambres de espino y torres de hormigón para ametralladoras. La profundidad total de estas fortificaciones defensivas supera los 30 kilómetros en algunas partes.
Avanzar hacia el invasor requiere limpiar decenas de miles de minas rusas. Los zapadores trabajan muchas veces de rodillas, encorvados bajo el sol o la lluvia. Los amenazan trampas explosivas, bombas y ataques con mortero. La limpieza de campos minados es siempre difícil porque las minas rusas tienen múltiples percutores y dispositivos antimanipulación.
Los campos de minas rusos ayudaron a repeler un reciente ataque que provocó la destrucción de algunos de los nuevos tanques Leopard 2 y vehículos de combate de infantería Bradley 2, ambos suministrados por Occidente a Ucrania.
CRUCIAL LABOR DE LOS ZAPADORES
La labor de los zapadores es crucial pero minuciosamente lenta a medida que las tropas ucranianas intentan avanzar sobre las fuerzas rusas. El uso del detector de metales a menudo es inútil debido a la cantidad de metralla esparcida por la zona.
Los ucranianos cuentan con buena tecnología antiminas proporcionada por Finlandia y EEUU. Pero las minas son sólo un ingrediente. Las tropas ucranianas se encuentran primero con una línea de trincheras de infantería. Detrás, una segunda línea de trincheras reforzadas con puestos de tiro de hormigón, protegidos por múltiples franjas de obstáculos: entre otros, los malditos dientes de dragón, pero también zanjas antitanque de unos seis metros de ancho y hasta siete de profundidad.
Para Rusia es fundamental frenar a los ucranianos y destruir el equipamiento occidental. Hasta ofrece recompensas a los que acaben con los tanques de los aliados de Ucrania, y usa cada estallido de metal como propaganda, incluso aunque se trate de un viejo tractor ucraniano.
Ucrania sabe que el tiempo es limitado. El hielo invernal puede hacer que los campos sean transitables para los vehículos, pero restará movilidad y resistencia a los que avancen dejando atrás los refugios. Después vendrá el lodo primaveral, antes de que el verano comience un nuevo ciclo, con el riesgo de que el flujo de armas se detenga.
Agencias