Rusia lanza un bombardeo de venganza sobre Ucrania con uno de sus misiles sobrevolando Polonia. Kiev alcanza dos barcos rusos en Sebastopol
NotMid 24/03/2024
MUNDO
El Estado Islámico dio este domingo otra prueba más de su culpabilidad en el pavoroso atentado del viernes en Moscú. Publicó un vídeo en sus canales habituales tomado por los propios terroristas con sus teléfonos móviles en los que se les ve hablar con un lenguaje religioso y expresiones propias de radicales islamistas. Además, expertos en observación de fuentes abiertas han determinado que los autores del atentado, que aparecen también fotografiados en los canales del grupo salafista antes del ataque, llevan al menos las mismas prendas que los cuatro tipos detenidos cerca de la frontera con Bielorrusia y que fueron torturados por los agentes rusos ante las cámaras.
De cara al interior, Vladimir Putin maneja todos los resortes para lograr meter con calzador la “conexión ucraniana” del ataque, a la que se han lanzado los canales habituales del Kremlin para convencer a los rusos. Rusia es hoy un erial para la libertad de expresión y el pensamiento crítico, y así borra la responsabilidad de sus servicios de seguridad, incapaces de detener la amenaza a pesar de las advertencias concretas difundidas por las inteligencias de EEUU, Reino Unido y Alemania. Por esa misma razón y de cara al exterior, en cambio, ni Estados Unidos ni los países de la UE compran sin pruebas tales acusaciones contra Ucrania.
El analista de asuntos de seguridad y defensa Nico Lange asegura que Putin está ante un dilema: “Si reconociera que Estado Islámico llevó a cabo el ataque terrorista, tendría que reaccionar con dureza contra ellos. Pero no puede hacerlo porque ha inmovilizado completamente el aparato de seguridad en la vacilante y costosa guerra de agresión contra Ucrania”.
¿Quiénes son los autores de la masacre y por qué actúan contra Rusia tras hacerlo contra Occidente? El Estado Islámico de Jorasán, que es una de las ramas asiáticas de la hidra yihadista, tiene en los talibán de Afganistán sus principales enemigos, con los que por cierto Moscú tiene una buena relación. En Siria muchos yihadistas de este grupo han muerto bajo la aviación rusa, aliada del dictador Bashar Asad. Para muchos radicales de Afganistán, el invasor que llegó bajo bandera de la URSS siempre ha sido el gran enemigo ateo.
Varios expertos en yihadismo advierten que estos terroristas, curtidos en los conflictos de Afganistán y Siria, han vuelto a Rusia, un enemigo religioso tan despreciable para ellos como cualquier país occidental. Hace tan sólo unas semanas, Rusia anunció que había abatido a varios yihadistas cuando descubrió que trataban de atentar en una sinagoga de Moscú.
INFORMACIÓN DE INTELIGENCIA
Expertos en inteligencia han revelado que si Rusia abusa de la versión que incrimina a Ucrania, EEUU publicará toda la información que envió a Rusia para evitar los posibles atentados inminentes, lo que podría poner en evidencia al Kremlin por haberla rechazado de plano a pesar de que era precisa, como que los terroristas buscaban salas de conciertos para actuar.
A pesar del contorsionismo argumental de Rusia para justificar lo injustificable, sus misiles volvieron a llegar puntuales a las ciudades de Ucrania como castigo. En el primer ataque se dispararon 29 misiles y 28 drones de origen iraní contra ocho regiones. En el segundo, cuatro horas después, resultaron alcanzadas Leópolis e Ivano Frankivsk.
Estos últimos bombardeos, ya muy cerca de los territorios defendidos por la OTAN, provocaron un nuevo sobresalto: un misil ruso sobrevoló durante casi un minuto territorio polaco. En todo momento sus radares lo tuvieron bajo control y lo hubieran derribado “si hubiera supuesto un peligro para la población”, según anunció su ministerio de Defensa. Rusia juega al límite con este tipo de provocaciones y cabe recordar que la lista de guerras que comenzaron por culpa de un error de cálculo es larga y sangrienta.
Pero la noticia del día no es que Rusia castigue a los civiles ucranianos, cosa que hace a diario desde hace más de dos años, sino que los misiles ucranianos han conseguido de nuevo alcanzar (y dejar fuera de combate) a dos buques de guerra rusos de la flota del Mar Negro que estaban en la base de Sebastopol, en la Crimea ocupada. Lo hizo con misiles Storm Shadow, que parecen indetectables por las defensas antiaéreas de los invasores. Se trata del Yamal y el Azov, los dos últimos barcos de desembarco clase Ropucha de los cinco que le quedaban a Rusia en esa flota. Además, otros dos misiles alcanzaron el edificio de mando de la marina rusa y las pistas del aeropuerto de Belbek.
Con estos ataques, Ucrania, que no tiene armada, ya ha conseguido hundir más del 25% de toda la flota rusa del mar Negro incluyendo su buque insignia, el Moskva, un golpe moral y militar de una magnitud enorme, ya sea con misiles o drones marinos.
Agencias