NotMid 15/01/2024
OPINIÓN
JOSU DE MIGUEL
No sé cuántas veces ha escrito uno lo mismo: si no se reforma la Constitución para estabilizar el Estado autonómico, el Estado autonómico se autodestruirá porque los límites del poder territorial no están fijados de forma definitiva. Y es obvio que en todo Estado descentralizado debe existir cierta flexibilidad competencial para afrontar las crisis, pero en ningún país se da la singularidad española: el régimen competencial depende en gran medida del legislador y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. En una nación con fuertes tensiones territoriales, y los nacionalistas periféricos decidiendo todo en las Cortes, esto es un suicidio político que debe obedecer a alguna pulsión a determinar por la psiquiatría.
De repente, los españoles han conocido la existencia del art. 150.2 de la Constitución. En media hora el Gobierno se ha acordado de él para transferir la competencia de inmigración a Cataluña y así ganar dos votaciones en el Congreso de los Diputados. Insuperable. En Italia, el art. 118.2 de la Constitución permitía la delegación de funciones administrativas del Estado en las Regiones. Esta disposición se eliminó en la reforma constitucional a finales de la década de 1990. Los italianos lo habían copiado de la Constitución española de 1931, que permitía la «transmisión o delegación» de facultades que el Estado hubiera adquirido mediante la cláusula residual de poderes. Por cierto, esa debiera ser la interpretación del actual art. 150.2 de la Constitución para impedir la transferencia de competencias exclusivas atribuidas al Estado mediante el art. 149.1 de la Constitución.
En el Informe del Consejo de Estado del año 2006, elaborado a petición del Gobierno de Zapatero y bajo la sabia dirección de Rubio Llorente, se apremió a reformar la Constitución y cerrar de forma definitiva el Estado autonómico. La modificación del art. 150.2 de la Constitución estaba entre las recomendaciones. Como en aquel tiempo estábamos con la alocada reforma de los Estatutos iniciada en Valencia y Cataluña y el Gobierno del PSOE, como ahora, se entendía con los nacionalistas vascos y catalanes, Fernández de la Vega guardó el informe en un cajón bajo siete llaves. Hemos perdido demasiadas ocasiones para evitar el desastre territorial y ya estamos abandonados a la merced de la fortuna política.