Qué se puede esperar de un país en el que igual el CNI no está tan alejado de la T.I.A. de Ibáñez
NotMid 05/05/2022
OPINIÓN
EDUARDO ÁLVAREZ
Decía no hace mucho en estas páginas Fernando Rueda, buen conocedor de nuestros servicios secretos, que se ha creado una leyenda urbana en torno al Centro Nacional de Inteligencia, la de que tenemos unos espías muy malos, tipo Mortadelo y Filemón. Seguramente sea cierto que no son ni mucho mejores ni mucho peores que los de otros países del entorno. Pero si lo de los móviles de Sánchez y Robles es como lo cuenta Bolaños, al que como diría Abascal se le está poniendo cara de fontanero sanchista achicharrado -y no ha cumplido ni un año como ministro-, la pifia es monumental.
Y deja al CNI a los pies de los caballos. Su eficacia la ha puesto en cuestión la misma Moncloa, que es tanto como un mensajito que el Gobierno nos manda a los ciudadanos para que no nos fiemos de en qué manos estamos. Y aún así no hay noticia a esta hora de que se haya suspendido la cumbre de la OTAN en Madrid. Suponemos que Biden y compañía harán como se exige en las bodas pagadas por el ¡Hola! y dejarán sus teléfonos móviles a buen resguardo en bolsitas de plástico antes de poner sus pies en nuestro país.
Pero sorprende que de dos semanas hacia aquí, tras las revelaciones del supuesto espionaje masivo a los líderes indepes -que incluso aunque se tratara de interceptaciones con aval judicial, si te pillan con las manos en la masa es que como espía eres un poco zote-, todos nos hagamos los indignados por tener un CNI parece que llenito de Anacletos, agentes secretos. Más que nada porque en los últimos años se han publicado varios libros, entre otros Al servicio de su Majestad del citado Rueda, en los que se da cuenta con pelos y señales de episodios que debieran haber llevado a la clase política y a la periodística a poner el grito en el cielo. Y se ha tragado con sapos y culebras.
Por no remontarnos al Pleistoceno, sabemos por ejemplo del espionaje al que fue sometida durante años Corinna Larsen, cuando era la amiga entrañable de nuestro entonces Rey, y cómo se habría extendido el control de teléfonos y correos electrónicos a una lista interminable de peces gordos. Mientras no fueran de ERC, todo daba lo mismo. O un juzgado en Londres, por no cambiar de protagonista, va a examinar si agentes del CNI han protagonizado una operación con allanamientos de morada e intentos de extorsión a la ex princesa, suponemos que sin que un juez autorizara esas cosas. Todo esto se publica en España y no se le da ninguna importancia. Bah, chismes. Qué se puede esperar de un país en el que igual el CNI no está tan alejado de la T.I.A. de Ibáñez.
ElMundo