La serie de temas sobre el Barçagate pone de relieve la codicia de jugadores millonarios y la debilidad de un grupo de administradores que cedieron a sus pretensiones sin reparar en las consecuencias
NotMid 22/09/2022
EDITORIAL
La serie de exclusivas que El Mundo está publicando sobre el Barçagate pone de relieve la codicia de jugadores millonarios y la debilidad de un grupo de administradores que cedieron a sus pretensiones sin reparar en las consecuencias. Es más, ya con las finanzas del FC Barcelona en un estado de salud negro, se forzó más la máquina. Solo bajo este prisma se pueden entender hechos como que en junio de 2020, inmersos en una de las crisis económicas más profundas de nuestra historia reciente, el entorno de Leo Messi exigiera al club un conjunto de condiciones insostenibles para renovar su contrato, como recuperar los recortes pandémicos con intereses del 3%. Por otra parte, el ex presidente Josep Maria Bartomeu habría aceptado casi la totalidad de las condiciones impuestas por los Messi para propiciar una renovación que finalmente no cristalizó. Recordemos que el argentino ya era entonces el futbolista con el mayor contrato de la historia, como destapó también este diario en una información de alcance mundial.
La investigación del Barçagate continúa hoy con más muestras del poder de los futbolistas sobre el club y de cómo utilizaban dicha posición para intereses ajenos a su trabajo. El caso paradigmático es el de Gerard Piqué y sus empresas. El central, que como desvelamos firmó en 2018 el mejor contrato de su carrera por 142 millones en cinco años, maniobró para que el Barcelona impulsara sus negocios. Por alguno de ellos, dentro del club se planteó la posibilidad de imponerle sanciones porque suponían un «gravísimo perjuicio» para la entidad. Sin embargo, pese a la existencia de informes que señalaban que mezclar los negocios suponía «el conflicto de intereses más grande del mundo», el club siguió adelante. Temían que Piqué no estuviera «contento» y, paradójicamente, que negarse pusiera «en duda su ética». Es incomprensible que el jugador continúe en la disciplina deportiva del Barça, y con dicha colusión todavía presente.
De nuevo se nos intenta amedrentar. No es una novedad para este diario, que se ha enfrentado a otros casos similares como el de Football Leaks y Cristiano Ronaldo. La directiva del Barcelona anunció ayer que está estudiando si emprender medidas ante nuestras revelaciones. A lo que no se ha atrevido es a cuestionar la veracidad de unas informaciones que evidencian el nulo miramiento hacia los aficionados y la inexistente ejemplaridad -no olvidemos que los futbolistas son referentes de los jóvenes- de quienes arrastraron al Barça a la quiebra técnica y a su crisis institucional.