NotMid 28/01/2023
OPINIÓN
Los expertos en adicciones asocian al uso inadecuado de los dispositivos móviles, muy especialmente de los teléfonos, patologías tan graves como experimentar un miedo irracional a quedarse sin batería o sentirse aislado aun en medio de miles de personas si no se consigue conectar con la red social preferida. Angustia, ansiedad, depresión… Las secuelas, además, son especialmente nefastas cuando los síntomas se consolidan desde la infancia y la adolescencia.
Por ello, experiencias como las del instituto público Les Alfàbegues de Bétera (Valencia) resultan ejemplares. En el centro, alumnos, profesores y personal no docente tienen prohibido el uso de móviles. A cambio, se ofrecen decenas de actividades para el recreo. Como resultado, desde el instituto han detectado una mejora en la convivencia escolar.
Estructurar la vida casi exclusivamente desde la pantalla de un móvil es abonar el terreno a las patologías sociales y psiquiátricas que despuntan cada vez más tempranamente. El ejemplo de unos adultos desenganchados y un estudiado equilibrio entre el necesario uso de la tecnología y el fomento de relaciones sociales cara a cara son acreditados antídotos contra la normalización de una vida que se desenvuelva en una sucesión casi continua de toques sobre una pantalla fascinante pero inerte.