NotMid 29/01/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Cincuenta y ocho minutos duró el alzamiento contra Trump de Petro, el Comandante Aureliano del M19, la narcoguerrilla que, como cuenta la serie Narcos, asaltó el Palacio de Justicia de Bogotá para destruir toda la documentación sobre Pablo Escobar y evitar su extradición a los USA. Un centenar de muertos fue el balance de la hazaña de esta banda de terroristas y secuestradores de niñas, convertidas en esclavas sexuales, como las de las FARC. Petro presume de sus cuates del M19 hoy en el poder. Y como todos los pelanas del Grupo de Puebla, véase Sánchez, pretende acaudillar la resistencia al imperialismo yanqui. Ya lo hizo hace dos años contra las deportaciones de Biden y con las obispas del kalashnikov pidiendo respeto a los derechos humanos de los ilegales de esas bandas que se colaron en los USA y siembran el terror en los barrios hispanos, que votaron a Trump para que los echara. Fueron deportados en dos aviones militares, sin cómodos asientos, y para compensarlos, Petro les negó a esos colombianos la entrada en su país. Coherencia, ante todo.
Pero poco rato. Este fervoroso defensor del golpe de Estado catalán, por su íntima amistad con el filoterrorista Vendrell, reprodujo el heroísmo de la republiqueta de los siete segundos, asesorado por el jurista Johnny Walker. Lo de menos eran los aranceles. Lo decisivo fue la amenaza de prohibir la entrada en los USA de los miembros, familiares y allegados del Gobierno. Y en una rueda de prensa con aire de velatorio, cinco ministrillos dieron marcha atrás. Les quitas a los narcoterroristas la universidad de los niños y el turismo y las inversiones en Miami, ¿y qué hacen? Usa vende en Colombia el 0,08% de sus exportaciones, Colombia el 4% a los USA, su primer socio comercial, con el turismo, el café y las flores en San Valentín. Cuando la diferencia de pegada es tan notable, la chulería suele ser efímera.
Pero si lo de Petro es cobardía ridícula, lo de Pedro, el Jabato de Paiporta, es ridículo, sin más. En Davos, ante un auditorio lleno de sillas vacías, 730, plantó cara al «militarismo», salvo el de Putin, Xi y Maduro. Vino Mark Rutte, el de la OTAN, lo despidió sin rueda de prensa, y dijo que España no gastará en Defensa lo comprometido con sus aliados. Nada del 3,5% del Presupuesto, el 2%, y en 2029. ¡Y yo que creí que entonces estaría ya fuera de la Moncloa!
Después soñé que soñaba.