Rusia detalla su doctrina nuclear “en caso de ver amenazada su existencia”
NotMid 05/10/2022
MUNDO
Una detonación inmensa en el mar, como poco. Volar en pedazos a cada uno de los habitantes de una ciudad ucraniana, en el peor de los casos. Entre medias, una gama de destinos para la última bala en el cargador de un pistolero acorralado, Vladimir Putin.
Tras un fin de semana de críticas internas en el que algunos aliados de Putin han pedido usar armas nucleares tácticas, por fin el Kremlin ha roto su silencio. El portavoz presidencial, Dimitri Peskov, se remitió a la doctrina nuclear rusa, que establece que el uso de armas nucleares es posible en dos casos. En primer lugar, si se produce una agresión contra Rusia o sus aliados utilizando armas de destrucción masiva. En segundo lugar, “cuando se vea amenazada la existencia del propio Estado”. Un estado que se ha ampliado con contornos borrosos: ayer mismo, mientras la Duma votaba la adhesión de las ‘conquistas’ de Putin, el Kremlin reconocía que no sabía qué partes de Jersón o Zaporiyia quedaban dentro del estado ruso ante los continuos avances ucranianos.
Diversos analistas coinciden en que, aunque el riesgo de ataque nuclear a día de hoy es bajo, está creciendo por culpa de un contexto que ofrece cada vez menos salidas “no nucleares” al presidente ruso.
En realidad las armas nucleares llevan ‘usándose’ mucho tiempo como disuasión. Y han funcionado bien, como explica Bruno Tertrais, subdirector de FRS (el principal ‘think tank’ francés en temas estratégicos y de defensa), hasta ahora “Rusia ha sido disuadida de atacarnos, y nosotros hemos sido disuadidos de atacar a Rusia”. Hasta ahora Rusia y la OTAN han logrado mantener el conflicto ucraniano en el plano regional. Pero la presión sobre Rusia para atacar las líneas de suministro de los países de la OTAN a Ucrania aumentará cuanto más dure esta guerra. Y la alianza no puede mostrar una falta de determinación ‘en territorio OTAN’. Así puede empezar una guerra nuclear. Estos podrían ser los cinco escenarios posibles.
DETONACIÓN LEJANA
Lo menos arriesgado sería una detonación subterránea o en el mar Negro. No causaría víctimas pero mostraría la disposición rusa a pasar al plano nuclear. Tanto en este escenario como en los anteriores, el ataque se verá venir. Las armas nucleares tácticas están en almacenes, denominados cada uno Objeto-S. Uno de los más vigilados estos días es Belgorod22, a 40 kilómetros de la frontera con Ucrania. Hay que sacarlas de ahí y acoplarlas a los misiles. EEUU seguramente reaccionará advirtiendo discretamente a Moscú primero y después divulgando todos los datos de estos movimientos. Eric Schlosser, autor de ‘Armas nucleares, el accidente de Damasco y la ilusión de seguridad’, cree que EEUU también podría lanzar “un ataque cibernético paralizante en los sistemas de control rusos vinculados al ataque nuclear”.
MATAR A UN BATALLÓN
Si se trata de lograr un efecto inmediato sobre el campo de batalla, la jugada más obvia es un ataque nuclear contra un objetivo militar ucraniano: destruir una base aérea o liquidar un batallón en cuestión de minutos.
Esta opción implica matar a muchos soldados y a pocos civiles. También conlleva dejar una zona contaminada en los contornos de Rusia y no excluye la posibilidad de nuevos ataques.
NUCLEAR PERO QUIRÚRGICO
Es el escenario más difícil: lograr con un ataque nuclear lo que los escuadrones rusos no lograron en febrero en Kiev, la decapitación del Gobierno ucraniano, intentando matar al presidente Volodimir Zelenski y a su gente en los búnkeres subterráneos.
HIROSHIMA II
El peor escenario sería la destrucción de una gran ciudad ucraniana. En las discusiones, Járkov tiene opciones, aunque está demasiado cerca de Rusia. También Dnipro o Vinitisia, menos relevantes y con algún valor militar. Lo fundamental es que acumulan gran población, con lo que se lograría un gran número de víctimas civiles que lleve a Ucrania al terror y a la rendición.
Este último escenario es difícil de imaginar para muchos, pero no para Putin. Él mismo lo sugirió el pasado viernes en su discurso, cuando recordó que EEUU es hasta la fecha el único país que ha usado armas nucleares, “sentando un precedente”. Ese ‘precedente’ de 1945 fue precisamente poner fin a una guerra mediante un golpe brutal contra dos núcleos urbanos importantes como Hiroshima y Nagasaki. El problema de este escenario es el ‘shock’ global que causaría y la alta probabilidad de que China -el último gran socio que le queda a Putin- se aparte de Moscú. A diferencia de Rusia, China tiene una doctrina nuclear de “no ser el primero en usar” armamento nuclear. Para Moscú sus ojivas siempre han sido claves para asustar a un rival tecnológicamente superior.
El Kremlin no tiene claras las fronteras rusas
Rusia, tras celebrar sus nuevas fronteras, espera enterarse un día de por dónde discurren exactamente. La cámara baja del parlamento ruso, la Duma, ratificó ayer la anexión de las cuatro regiones en el este y el sur de Ucrania. Pero desde que Putin pronunció su furioso discurso el viernes ha seguido encajando reveses militares en al menos tres de ellas.
El Kremlin admite que no sabe dónde acaban las fronteras en algunas de esas regiones. El portavoz de Vladimir Putin sugirió que lo hablarían con la población local.
Las derrotas en Izium (frente de Jarkov), Liman (frente de Donetsk) y ahora a lo largo del frente de Jersón empiezan a causar escalofríos en una élite rusa que -siempre con más liquidez que alternativas- lo ha apostado todo al presidente ruso.
Ramzan Kadirov, el mediático líder de la república de Chechenia, ha sugerido usar armas nucleares tácticas, no sin antes criticar a la cúpula militar: “El nepotismo en el ejército no conducirá a nada bueno”, dijo añadiendo que el comandante de las fuerzas rusas responsable de la última rendición debería ser despojado de sus medallas y enviado al frente con un arma para “lavar su vergüenza con sangre”.
El poderoso fundador del grupo de mercenarios Wagner, Evgeny Prigozhin, conocido como el “chef de Putin” debido a los contratos de catering que su empresa tiene con el gobierno, tampoco se mordió la lengua a la hora de hablar de los generales rusos:”Hay que enviar a todos esos bastardos descalzos al frente con metralletas”.
El tono de los voceros del ‘putinismo’ en televisión ha pasado de triunfal a pesimista: “Durante un tiempo, las cosas no serán fáciles para nosotros. No debemos esperar buenas noticias ahora mismo”, dice el presentador Vladimir Soloviov, en cuyo programa hace sólo mes y medio se hablaba de “borrar” Ucrania y atacar Londres.
Pero en el asunto nuclear domina la incertidumbre. Como explicó hace unos días el analista militar Mijail Kofman: “Si estoy seguro de algo, es de que llegado el momento Putin no le pedirá a nadie que obtenga la última copia de la doctrina militar para asegurarse de que su uso de armas nucleares corresponda con una vaga advertencia”
Agencias