La negativa de Zelenski a recibir al presidente germano despierta fuertes críticas en la opinión pública teutona
NotMid 17/04/2022
EUROPA
Ha sido un “grave error diplomático” que “mermará la solidaridad de los alemanes con Ucrania”, “un regalo para Vladimir Putin” y “una lectura equivocada de la realidad porque el enemigo no está en Berlín”. La negativa del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a recibir en Kiev a su colega alemán, Frank-Walter Steinmeier, ha levantado ampollas en este país.
“Es un hecho irritante. Al presidente federal le hubiera gustado ir a Ucrania y habría sido bueno recibirlo”, ha señalado el canciller, Olaf Scholz. Su ministro de Energía y vicecanciller, Robert Habeck, ha sido más contundente. “El presidente Federal es Alemania. Y por eso su desinvitación por parte del presidente Zelenski es una desinvitación de Alemania. Por desgracia, tengo que decirlo así: la parte ucraniana ha cometido un error diplomático“, dijo.
Zelenski y su embajador en Berlín, Andrij Melnyk, no lo ven así. Con una narrativa que empieza a cansar en Alemania por su agresividad, insaciabilidad, carga populista y humillación a la máxima autoridad del Estado, Kiev ha convertido a Steinmeier en un simple político que “durante décadas ha tejido una tela de araña a favor de Putin”.
No han cambiado de opinión, pero ante el cierre de filas entorno a Steinmeier y un 70% de los alemanes ofendidos, según las encuestas, Zelenski intenta minimizar el daño por la puerta de atrás, la de la cadena de televisión estadounidense CNN.
“Nunca recibimos una petición oficial para viajar a Kiev”, aseguró Zelenski reafirmando declaraciones previas y a la misma cadena de su mano derecha, Sergei Lysenko. En definitiva, ambos cuestionan la palabra de Steinmeier e incluso al presidente polaco, Andrzej Duda. Ambos tenían previsto viajar con sus colegas de Estonia, Lituania y Letonia a Kiev desde Varsovia, pero horas antes de subir al tren, Duda recibió el veto a Steinmeier, a lo que, según el semanario ‘Spiegel’, reaccionó fuera de sí. La misma comunicación a Duda había sido entretanto recibida en la embajada alemana en Ucrania. Poco después, Steinmeier declaraba ante los medios que su presencia no era deseable en Kiev y regresó a Berlín.
El actual presidente alemán fue ministro de la Cancillería con Gerhard Schroeder y ministro de Asuntos Exteriores con Angela Merkel. Aunque ideológicamente dispares, ambos gobiernos compartían la idea de que la interdependencia económica entre países disminuye las posibilidades de conflicto. La estrategia con Rusia, como así fue entre Alemania y Francia tras la II Guerra Mundial, fue sembrar una semilla parecida a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, germen de la Unión Europea.
Lo que ahora se entiende como un error, la construcción de los gaseoductos a partir de Rusia, fue para los últimos gobiernos alemanes instrumento de apaciguamiento y de construcción de paz. Steinmeier aplicó esa política, que sigue muy arraigada en el Partido Socialdemócrata (SPD), su familia política. Y la ha defendido hasta que la opinión pública alemana, horrorizada con las imágenes de la guerra en Ucrania se hizo permeable a todos los llamamientos y críticas de Kiev.
Steinmeier miró atrás, aceptó haber cometido errores y acentuó su discurso solidario con Ucrania, igual que hizo, por presión, el Gobierno de coalición, encabezado también por el socialdemócrata Olaf Scholz. Tras semanas de resistencia, Scholz se vio obligado a cruzar lo que en Alemania ha sido una línea roja: suministrar armas a zonas de conflicto. Para Zelenski, sin embargo, no es suficiente. Quiere el corte inmediato de las importaciones de gas ruso aunque eso signifique para los demás recesión, y quiere una zona de exclusión área y armamento pesado. Nada de eso puede llevarle Steinmeier de regalo.
Cuando Steinmeier confirmó desde Varsovia que la noticia que corría por las redacciones no era, por su inverosimilitud, “fake news”, el embajador ucraniano saltó al ruedo. “No queremos a Steinmeier, sino al canciller Scholz. No necesitamos muestras de solidaridad en Kiev, sino compromisos políticos y armas”, afirmó Melnyk, un diplomático que lleva semanas ejerciendo más como grupo de presión. La invitación negada a Steinmeier ha sido cursada al canciller.
Scholz, sin embargo, no podrá aceptarla. Ahora es el momento de cerrar filas en torno al Jefe del Estado y eso es lo que ha ocurrido. La ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, que había hablado del viaje a Kiev con Steinmeier “lamentó su cancelación” y su colega de los Verdes y ex ministro de Medioambiente, Jürgen Trittin, destacó que “declarar al jefe del Estado alemán, que además acaba de ser reelegido, como una persona indeseable es un gran éxito propagandístico para Vladimir Putin”.
Es comprensible que las emociones afloren en el discurso de los líderes ucranianos y sus representantes en el extranjero cuando el país lucha por sus existencia. Aun así, “Zelenski debe volver a la realidad”, sostiene el líder del grupo parlamentario del SPD, Rolf Mützenich, el más contundente. “Con toda la comprensión por la amenaza existencial que supone para Ucrania la invasión rusa, espero que los representantes ucranianos se atengan a un mínimo de costumbres diplomáticas y no interfieran indebidamente en la política interna de nuestro país”, dijo.
El líder de la CDU, Friedrich Merz, considera que las reservas sobre la política del SPD respecto a Rusia son muy profundas en muchos países de Europa del Este y lo puede entender, pero Frank-Walter Steinmeier es el jefe de Estado elegido de un país democrático, y su desinvitación es una afrenta diplomática”.
También los medios de comunicación de referencia en este país se han alineado con el presidente a través de editoriales que critican a Zelenski por su falta de tacto y de análisis porque, como escribía el ‘Frankfurter Allgemeine Zeitung’, “el enemigo de Ucrania se sienta en Moscú y no en Berlín”.
“Si Steinmeier fuera realmente el señor oscuro de la rusofilia alemana, no habría sido una buena idea darle un golpe en la cabeza de esa manera. Pero se trata de una teoría conspirativa que no tiene nada que ver con la realidad política de Berlín; el propio Kiev la invalidó al anunciar que prefería hablar con el Canciller Federal, porque sólo él podía hacer promesas de importancia”, escribió el FAZ.
El diario ‘Die Welt’ añadió que “para regocijo de Moscú, Kiev ha desairado al presidente alemán como nunca antes lo habían hecho ni él ni sus predecesores. El presidente ucraniano no podría haber utilizado un calibre más pesado, al menos no contra un Estado amigo. Y sorprende, porque Zelenski está incluso dispuesto a reunirse con Putin”.
Kiev no emitió ninguna declaración oficial sobre la afrenta. Pero las acusaciones decididamente poco diplomáticas del embajador ucraniano en Berlín, Melnyk, ya habían dejado claro que Kiev no perdona a Steinmeier su trayectoria favorable a Rusia, y además sospecha que utiliza la “tela de araña” que ha tejido para seguir ejerciendo su influencia. “Para Steinmeier, la relación con Rusia es algo sagrado, pase lo que pase”, dice Melnyk. Que lo haga sin pruebas es lo de menos.
Agencias