NotMid 06/10/2021
OPINIÓN
El incremento de la luz sigue imparable, ahora paralelo al incremento del gas. La última subasta mayorista ha situado su precio por encima de la barrera psicológica de los 100 euros y el de los contratos cerrados para noviembre se ha ido a los 109,00 euros. Una progresión imparable que se trasladará en breve a la factura de la calefacción en España, cuando llegue el frío.
El escenario no puede ser peor: desde que Sánchez anunció las medidas para reducir el recibo eléctrico, el precio ha crecido un 25%, lo que significa que, si continúa subiendo, como parece inevitable, el próximo mes se habrá comido toda la rebaja. Quiere decir que el plan de choque del Gobierno socialcomunista habrá saltado por los aires. Y de ahí hasta finales de año, el incremento seguirá siendo imparable, dejando en papel mojado la promesa de Pedro Sánchez de que a finales de este 2021 pagaremos lo mismo que en 2018. A estas alturas, parece evidente que, una vez más, las palabras del presidente del Gobierno se las llevará el viento.
Lo que resulta un sarcasmo es que la reforma de Sánchez se haya traducido en que el pasado fin de semana la electricidad vendida por Francia tuviera prioridad en el uso de fuentes de energía frente a la de las centrales verdes o renovables españolas, que son las más baratas. Y es que el Gobierno ha establecido una fórmula de fijación de un pseudo impuesto para las eólicas y solares que oscila en los 110 euros/MWh, lo que ha expulsado a las verdes más económicas dando prioridad a energías como la producida por las centrales francesas. Toda una demostración de hasta qué punto la gestión del Gobierno para contener el precio del recibo es un descomunal disparate.
Parece evidente que el Ejecutivo se está viendo sobrepasado en su probada incapacidad e impericia. Entre lo que nos cuesta la luz y el gas y los que nos está costando este Gobierno de aficionados, el invierno se nos va a hacer muy largo
OKDiario