NotMid 23/12/2021
OPINIÓN
CARLOS DÁVILA
Tanto o más que el convocante de las elecciones Alfonso Fernández Mañueco. Este, que ha sido clásicamente entre los llamados barones del Partido Popular el que peor se ha llevado con el secretario general, Teodoro García Egea, ha recompuesto últimamente las relaciones, y ha dejado el primer puesto de la confrontación, como todo el Universo sabe ya, a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Mañueco comunicó a Casado no hace más de cuatro o cinco días su intención de disolver el Parlamento regional. En sus propias palabras, dichas más en confianza que en público: “La situación era insufrible”.
Ciudadanos, diga lo que diga ahora el vehemente Francisco Igea, le estaba poniendo doblemente los cuernos a su presidente, primero con el líder socialista de la región, Luis Tudanca, que tiene apellido de bar de carretera, y, segundo, con Pedro Pascual, una esmirriada escisión abulense de PP, genéricamente “Por Avila”, como si las demás formaciones políticas fuera directamente “contra Avila”. El tránsfuga de Santa Teresa le había exigido a Mañueco la bonita cantidad de treinta millones de euros para apoyar sus Presupuestos. Mañueco nunca estuvo por la labor y el localista procurador se entregó a los persistentes señuelos del PSOE y de Ciudadanos.
¿De “todo” Ciudadanos? Pues probablemente sí. Este partido ya había apoyado un inicial moción de censura contra Mañueco, luego se vino atrás y sólo la aprobó una parlamentaria que ahora vive sus últimas horas en el Grupo Mixto. A Mañueco, como afirma muy gráficamente un diputado nacional, “Igea le estaba haciendo un Madrid”. O sea, la misma maniobra que el PSOE y Arrimadas intentaron va para un año en la Comunidad central y que terminó con un descalabro patético que ha dejado a la pobre Arrimadas y a su casi extinto partido, en los huesos.
Y Mañueco, visto lo que se le venía encima, ha tirado por la calle de en medio. Se ha quitado, entre otras excrecencias políticas, a la consejera de Sanidad, Victoria Casado Vicente, una profesional de la Medicina que en 2018 fue designada por la incógnita World Organization of Family Doctors como la mejor médico del mundo, la bota de oro, vamos, de la Sanidad sin fronteras. Así, a lo bestia, sin reparar en gastos. La doctora Casado, crecida, ha sido para su jefe institucional, un permanente dolor de muelas. “Yo sé, vosotros ni p… idea”; hacía lo que quería y entre otras lindezas exigió el cierre de toda la hostelería regional que a Mañueco le desgastó sensiblemente. Quizá ella era una de las tentadas por el rocoso Tudanca para quitarle el sillón presidencial a Mañueco, previa moción de censura allá por el 14 de marzo.
Estos son los antecedentes de una decisión, que como en el gag de los anhelados Martes y Trece, Mañueco “no quería, oiga”. Cuando afirmaba eso, que no quería disolver, que pretendía llegar hasta mayo de 2013, decía la verdad. A este político aparentemente oscuro pero asaz prudente, sus rivales le han acusado, y le van a acusar más todavía, de todo lo que se le pueda ocurrir al mencionado Luis Tudanca. El clon de Sánchez en gestos, actitudes y estrategias va a ir a la carótida, pero nadie, hasta el momento, le ha imputado a su rival político embustes “modo Sánchez”.
OKDiario