El chavismo aparca, de momento, la crisis diplomática con España al dejarla en una reprimenda y no romper relaciones
NotMid 14/09/2024
VENEZUELA
Volcado en la respuesta a las nuevas sanciones de Estados Unidos, el chavismo aparcó, de momento, la crisis diplomática con España. “No permitiremos ninguna acción injerencista por parte del gobierno de España en asuntos que son competencia exclusiva de los venezolanos y venezolanas”, atemperó el canciller, Yván Gil, tras convocar al embajador español, Ramón Santos, a la Casa Amarilla.
Una “postura contundente”, según el propio canciller, para satisfacer al alma más radical y “anticolonialista” del oficialismo sin romper relaciones diplomáticas con España.
Las “insolentes, injerencistas y groseras declaraciones” de la ministra de Defensa, Margarita Robles, aumentaron la presión el jueves cuando ambos gobiernos habían apostado a bajar decibelios a sus declaraciones. Pero “dictador”, la palabra empleada por Robles para definir a Maduro, escuece sobremanera cuando ya se cumple un mes y medio del mayor fraude electoral de la Historia de América Latina. Una palabra más suave incluso que la empleada por Pedro Sánchez en 2019, durante el cónclave de la Internacional Socialista en Santo Domingo, cuando calificó al “presidente pueblo” como un tirano. Eran otros tiempos.
“Evidentemente las relaciones entre ambos países se están deteriorando rápidamente y es posible el rompimiento, aunque se percibe que el gobierno de Maduro todavía no está convencido que quiere llegar a esos niveles. Tanto política como económicamente, al final quien tendría que soportar las peores consecuencias sería Venezuela y no España”, resumió el internacionalista Mariano de Alba.
Han transcurrido seis años desde la expulsión del entonces embajador, Jesús Silva, y múltiples insultos y amenazas han quedado en el camino, incluso la bravuconada de Maduro de presentarse a las elecciones españolas para ganarlas, como aseguró en un par de ocasiones. En aquel entonces fue Diosdado Cabello quien forzó la expulsión del diplomático español, que en menos de cuatro meses había regresado por la puerta grande a Caracas.
España está presente de forma permanente en la estrategia presidencial, incluso Maduro utiliza a menudo las peleas políticas de Madrid en su favor. El mandamás bolivariano es un consumidor pertinaz de los programas de las televisiones españolas, seguidor de debates en el Congreso y de las series de moda.
Eso sí, suele cometer errores de bulto, como le ha sucedido en las últimas horas con la entrevista realizada por el famoso youtuber Jordi Wild a María Corina Machado, líder opositora. Informado por sus asistentes del éxito de la nueva temporada de la celebridad del Internet español, Maduro le llamó Will Proyet, le confundió con Frank de la Jungla y le amenazó con que se iba a secar, todo un clásico del repertorio chavista.
Maduro ha aprovechado el nuevo rifirrafe a costa del exilio de Edmundo González Urrutia para acuñar nuevos conceptos sobre la “cloaca de Madrid, metrópoli neofascista de Europa”. Llevado por semejante entusiasmo, Yván Gil convocó a Santos y llamó a consultas a su principal diplomática en Madrid. La embajadora Gladys Gutiérrez voló hacia la capital venezolana mientras Santos tuvo que acudir a la sede de la Cancillería, muy cercana al Palacio de Miraflores.
Gutiérrez regresó este año a la embajada venezolana en Madrid, un puesto que ya había ocupado antes de encaramarse a lo más alto del poder judicial como presidenta del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el principal martillo contra la oposición durante años.
“Maduro hace un salto ideológico y panfletario al pasado en un esfuerzo por encontrar una legitimidad que no logra imponer después del 28J”, desveló el sociólogo Gianni Finco. Un salto acrobático “que a punta de martillazos interpretativos de la Historia conecta la saga de la independencia de Venezuela como colonia de España con la épica del teniente coronel golpista, Hugo Chávez, y ahora su discípulo. La acogida de Edmundo y las reacciones en la política y opinión pública española, amplificada por la presencia de migrantes venezolanos, es presentada por el régimen venezolano desde la óptica de la guerra de independencia, bandera para defender una soberanía atacada por los gobiernos extranjeros. A la postre, el gobierno trata de mover un nacionalismo en una población frustrada ante el robo de las elecciones que no acata el llamado a una normalidad política que invoca Maduro”, sentenció Finco.
La pelea con España parece hoy un tema menor ante el nuevo golpe de las sanciones estadounidenses. La revolución repitió ayer su guión de los desagravios y repartió condecoraciones a los 16 funcionarios sancionados por Estados Unidos, para dejar claro que el chavismo no abandona a sus hijos. Los distintos poderes nacionales salieron a la palestra para dejar claro que están unidos frente al “imperio”
Agencias