El Real Madrid levanta una eliminatoria imposible y rescata las noches mágicas de los ochenta, eliminando a un PSG arrasado. Mbappé adelantó a los galos y Benzema firmó el triplete
NotMid 09/03/2022
Deportes
Tres goles del francés Karim Benzema, en los minutos 61, 76 y 78, dieron la vuelta a la eliminatoria de octavos de final de la Liga de Campeones para un Real Madrid que se vio 0-2 abajo en el global tras el tanto en la primera parte, en el minuto 39, del galo Kylian Mbappé.
Un gol que ponía muy de cara el pase a cuartos para el París Saint-Germain, pero que no supo mantener en una segunda mitad en la que, tras encajar el primer tanto en un error en la salida de balón del italiano Gianluigi Donnarumma, se vieron superados por el juego de los locales y por el ambiente del Santiago Bernabéu.
De los aplausos iniciales cuando sonó el nombre de Kylian Mbappé por megafonía a que haya sido un compatriota suyo como Benzema el que finalmente decantó el encuentro.
Por un instante, muchos de los presentes recordaron a las noches mágicas de los remontadas. Como aquella en que Santillana empujó con el alma el gol que derrotaba al Moenchenladbach y hacía perder la cabeza a 100.000 personas, el Madrid de Benzema, Modric y compañía levantaba un monumento a la historia de este club. Frente a un rival enorme, que le había empequeñecido durante una hora, sacó escudo, orgullo y fútbol para arrasar al poderoso equipo francés. El Rey de Europa es uno solo.
Y es que la Champions es el medio natural del Real Madrid. Se palpa en las calles, horas antes de partido importante. No hay torneo que conecte más profundamente al afcionado con el equipo. Desde el calentamiento, las alineaciones, el himno… Se junta el señor en chándal con el directivo del banco, agitando bufandas y dejándose las cuerdas vocales sin que haya echado a rodar la pelota. La que no engaña, y con ella cargó el Madrid de inicio. Valiente, cargado por un ambiente eléctrico, presionando sobre la salida francesa, amagó con igualar la eliminatoria, pero tampoco dio para generar una ocasión clara de inicio.
Sí logró el Madrid desenfocar algo al PSG, que se perdió en protestas. Paredes vio una amarilla absurda. Entonces parecía bueno el plan de los extremos, con Vinicius descarado, midiendo a Achraf, y Asensio impreciso en los controles. Fue asentarse Verratti, retrasarse Messi, encanchar Neyamr y los blancos se hincharon a correr detrás de la pelota.
Sabía que le enfocaba cada objetivo del estadio, los móviles y los fotográficos, y Kylian Mbappé desplegó todos sus encantos sobre el verde del Bernabéu desde muy temprano. Suyos fueron los dos primeros remates a puerta del partido, ambos bien controlados por Courtois. La asombrosa arrancada del francés clavó a Militao, que no es nada sencillo. La grada ya mascullaba la tragedia que se avecinaba a campo abierto. Aún amenazó Benzema con un remate colocado que invocó a las yemas de los dedos de Donnarumma, larguísimo.
Pero ya las contras eran puro veneno. Carvajal evitó que Neymar se quedara solo a pase de Messi. Nuno Mendes aprovechó una desatención por derecha y sirvió atrás para que Mbappé rematara a la red. El estadio respiró aliviado al anular Makkelie por fuera de juego. Messi pudo anotar poco después, tras combinar en corto con Neymar y superar a Courtois con una picadita. No hubo más avisos. Se volcó el Madrid, Neymar lanzó a Mbappé a la espalda de Militao, encaró a Alaba y remató seco, abajo, como un trueno.
A pesar de la respuesta de la grada a los gestos de Nacho tratando de levantar el ánimo, el Madrid acusó el golpe. Tuvo un par de cabezazos cómodos Benzema que no pudo precisar, pero la amenaza parisina era constante. Al Madrid le costaba llegar a la presión, y el descanso no cambió el decorado. Durante un buen tramo, parecía más próxima la sentencia que el empate. Sin cambios, con Kroos agotado, ocurrió lo inesperado. Una pifia monumental de Donnarumma ante la presión de Benzema, Vinicius retrasó a Karim y el francés empujó a la red. Un relámpago cruzó el coliseo de la Castellana, que pasó de un escepticismo lógico a rescatar la fe.
Manchester City cumple el trámite
El Manchester City alcanzó los cuartos de final de la Liga de Campeones tras cumplir un trámite frente al Sporting (0-0), incapaz de alterar lo más mínimo la eliminatoria tras el inalcanzable 0-5 de la ida a favor del equipo dirigido por Pep Guardiola.
No hubo ni el más mínimo atisbo de rebeldía en las filas del conjunto portugués. Sabía de antemano que se encontraba ante una misión imposible. Necesitaba un milagro que jamás llegó y que no sorprendió a nadie. Y Guardiola tampoco se habría dejado, porque él y sus jugadores se tomaron el partido en serio.
El Manchester City siempre controló el duelo, jamás bajó los brazos y, aunque no hubo excelencia como en otras ocasiones, los hombres de Guardiola nunca dejaron alguna rendija abierta para hacer soñar a su rival. Y menos algunos jugadores que pelean por hacerse con un hueco en el once cada partido. Guardiola apostó por algunos de ellos bien por obligación o bien por simple elección.
Por ejemplo, dio la titularidad a un joven lateral derecho de 19 años, Conrad Jaden Egan-Riley, que apenas había disputado con anterioridad un partido oficial en las filas del Manchester City. La ausencia de Kyle Walker, que cumplió el segundo de sus tres partidos de sanción, le abrió la puerta de la titularidad.
Además, Guardiola colocó al ucraniano Oleksandr Zinchenko para sustituir a Joao Cancelo, tocado tras el duelo frente al United del pasado fin de semana. Ilkay Gündogan sentó a Kevin De Bruyne, amenazado de sanción; Fernandinho entró por Rodri Hernández y Gabriel Jesús y Sterling jugaron arriba por Mahrez y Grealish.
En total, seis novedades respecto al pasado fin de semana que carburaron con precisión durante todo el choque. Sin alardes, pero con un control total, la primera parte pasó tediosa, con pocas ocasiones en un monólogo “citizen” a medio gas que bastó para pasar de pantalla hacia la siguiente fase. Sólo Phil Foden, casi a la media hora, y Sterling, al borde del descanso, probaron a Antonio Adán, que salvó a sus compañeros de marcharse al vestuario por detrás en el marcador.
En la reanudación no cambió la historia. El City siguió a lo suyo. Incluso pisó un poco más el acelerador y, casi nada más salir de los vestuarios, abrió el marcador por medio de Gabriel Jesús, que se quedó sin celebración cuando el árbitro anuló su tanto por fuera de juego.
El Sporting tampoco pudo revertir la situación. Siguió detrás de la pelota. Casi nunca la tuvo y, sólo algún fogonazo de Pablo Sarabia permitió inquietar a Ederson. El medio español dejó algún destello y un buen centro en una falta que estuvo a punto de hacer bueno Bruno Tabata.
No hubo nada más. Ni en un lado ni en otro. El 0-5 de la ida fue una losa demasiado pesada para el Sporting y un marcador demasiado generoso para el City, que, prácticamente a medio gas, alcanzó la siguiente fase de la Liga de Campeones.
Agencias