Los dos equipos repiten en Belgrado las semifinales que disputaron en 2013 y 2014 (21:00 h; Dazn)
NotMid 19/05/2022
DEPORTES
Cuatro años después, el Real Madrid vuelve al escenario en el que ganó la Décima con el objetivo de seguir ampliando el mejor palmarés de la competición. Los nuestros disputarán esta noche en el Stark Arena de Belgrado frente al Barcelona las semifinales de la Final Four 2022. Un Clásico que, como ya ocurriera en 2013 y 2014, decidirá el segundo finalista. En ambas, los de Laso accedieron a la final.
Será la séptima semifinal para el Real Madrid en los últimos 10 años, todas con Laso en el banquillo. La cuarta para el Barça. Nuestro equipo pasó a la final en cuatro de ellas y los azulgranas en una. En la memoria, la semifinal de Londres con la victoria por 67-74 pero, sobre todo la de Milán, donde los madridistas ganaron por 38 puntos (62-100). Eso ya es pasado y hoy será otra durísima batalla entre dos equipos que se conocen a la perfección.
Madridistas y blaugranas han estado luchando por las primeras plazas de la Fase Regular durante casi toda la temporada. Nuestro equipo fue el mejor de los 8 participantes en los playoffs y el único que solventó su eliminatoria con un 3-0 ante el Maccabi. Los de Jasikevicius tuvieron que disputar un quinto encuentro frente al Bayern de Múnich.
Momento de forma
El Real Madrid llega después de 9 victorias seguidas. Los azulgranas acumulan 5 partidos sin perder. En la pista también máxima igualdad. Anota 2 puntos más el Barcelona pero los nuestros reciben 2 menos. Los de Laso han liderado la Euroliga en asistencias, rebotes y tapones, recuperando la chispa en ataque. En lo que va de mayo han alcanzado los 90 puntos en 3 de sus 4 encuentros y en el otro se quedaron en 89.
Su rival posee el mejor porcentaje en triples de la competición. Uno de sus puntos fuertes junto a la intensidad y dureza que despliegan en su juego. Ahí es donde el Madrid deberá igualar fuerzas. El aspecto emocional y la presión serán otros factores decisivos en el Clásico de esta noche. 40 minutos nos separan de la decimonovena final de nuestra historia.
El Barcelona
El que será cuarto duelo de la historia entre ambos equipos en una Final Four (dos victorias a una favorables al equipo merengue) se contempla desde el bando culé como la confirmación del proyecto liderado por su entrenador Saras Jasikevicius y el montenegrino Nikola Mirotic y desde el madridista como la posibilidad de recuperar el terreno perdido.
En un Barça donde la actualidad la marca su dramática situación económica que provocó de entrada la no renovación de Leo Messi y que a partir de ahí sigue con el estudio de posibles traspasos de futbolistas, rebaja de fichas en la plantilla de Xavi Hernández y dudas razonables a la hora de atacar el mercado de fichajes tal y como se está contemplando con el caso de Robert Lewandowski, llamaría la atención el mantenimiento de una sección de básquetbol siempre deficitaria (este curso se aventuran unas pérdidas cercanas a los 25 millones de euros) pero que en el club azulgrana no permite discusión. Porque no se entendería el Barcelona sin una sección, poderosa, de baloncesto.
De acuerdo a las cifras publicadas por el portal especializado Basket News los dos grandes clubs de España cuentan con los presupuestos más altos de toda Europa y aunque en el caso del Barça este curso se redujo en un ocho por ciento, los casi 40 millones de la sección profesional más importante del club, al margen del fútbol, le presentan en esta Final Four con la misma presión a la que se enfrenta el Real Madrid, cuyo presupuesto se dispara hasta los 44 millones.
En el Barcelona, que cuenta con dos campeonatos de la máxima competición continental en su palmarés (2003 y 2010), la popularidad y trascendencia de su sección de basket es indiscutible. La Euroliga, el torneo fetiche de un Real Madrid que cuenta con el récord de títulos (diez entre 1964 y 2018) ha sido históricamente uno de los mayores fiascos del club azulgrana.
La pasada temporada cayó en la final (86-81) ante el Anadolu Efes de Turquía en la que fue sexta derrota en este partido definitivo, en un gafe que comenzó en 1984 frente al Banco di Roma y que entre 1987 y 1991 tuvo a la Jugoplastika de Kukoc y Divac a su verdugo habitual.
PRESIÓN
El Barça, a pesar de la apuntada rebaja presupuestaria, nunca ha escatimado dinero para tener plantillas de primer nivel. Tampoco este curso. Podría decirse que Kukoc, Petrovic o Sabonis fueron en su día las únicas estrellas europeas de primer nivel que por una u otra razón no ficharon por un club en el que brillaron, con salarios altísimos, jugadores como Norris, Seikaly, Bodiroga o Djordjevic. O al que regresó con sueldo de crack Juan Carlos Navarro.
Ahora el gasto en salarios está situado por encima de los 35 millones de euros, con los casi nueve millones de Mirotic (el mejor pagado del continente) al frente. Nick Calathes (138 partidos durante dos temporadas con Memphis Grizzlies) le cuesta al club cerca de 4 millones; Cory Higgins (44 partidos en Charlotte) otros 4 millones, lo mismo que Dante Exum (263 partidos repartidos entre Utah Jazz y Cleveland Cavaliers) y poco menos de tres millones son los salarios de Alex Abrines (185 partidos con Oklahoma City Thunder) o Brandon Davies (78 partidos con Philadelphia 76ers).
Caso paradigmático es el de Mirotic (359 partidos en NBA repartidos entre Chicago, New Orleans y Milwaukee y una vez All Star) y que en el verano de 2019 rechazó un contrato que le podía asegurar más de 20 millones de euros por temporada para regresar a España. Jugador del Real Madrid desde su época junior y hasta 2014, provocó un sismo su fichaje por el Barcelona… que le aseguró un salario anual superior a los 12 millones de euros, el más alto en Europa y que durante la pasada campaña se adecuó a la realidad del club, rebajándose en más de un tercio… pero siendo compensado con una renovación por dos temporadas más, hasta 2025.
Campeón de Liga con el Barça la última temporada y las dos últimas de Copa del Rey, Mirotic ha sido elegido mejor jugador de la fase regular de la Euroliga y forma parte del cinco ideal junto a Walter Edy Tavares, pívot caboverdiano del Real Madrid cuyo paso por la NBA fue anecdótico (13 partidos entre Atlanta y Cleveland) para convertirse en fundamental desde su llegada a Madrid en 2017.
Y es que el Real cuenta en su plantilla también con jugadores de experiencia en la NBA. El que más es el ala-pívot Anthony Randolph, que sumó 306 partidos entre Golden State, New York Knicks, Minnesota y Denver. Tras él se cuenta a Rudy Fernández (267 entre Portland y Denver), Jeffery Taylor (132 con Charlotte), Guershon Yabusele (90 con Boston), Vincent Poirier (32 entre Boston y Philadelphia), Trey Thompkins (24 con Clippers), Gabriel Deck (17 con Oklahoma) y Nigel Williams (10 con Utah).
A la vista de ambas plantillas, y de los salarios que les cuestan a sus clubs (si en el Barça se va por encima de los 35 millones, el regreso del argentino Deck al Madrid ha conducido el gasto total merengue hasta más allá de los 32), no es aventurado decir que más allá del título de Liga ACB (que defiende el Barcelona), la Euroleague es el argumento principal en ambos casos y que la semifinal que disputarán este jueves provoca tanta ilusión como dramatismo si se piensa en la derrota.
Hasta hoy se vieron tres veces en una Final Four, siempre en la semifinal. En 1996 se enfrentaron en París y la victoria cayó del bando azulgrana por 76-66; no repitieron hasta 2013, en Londres, y con triunfo merengue por 74-67 para verse por última vez un año después en Milán donde el Real apaleó 100-62 al Barça. Curiosamente, dato a tener en cuenta, nunca el vencedor del Clásico en una Final Four acabó conquistando el título de la Euroliga. El Panathinaikos (67-66) derrotó al Barça en 1996, el Olympiacos ganó la final de 2013 al Real Madrid por 100-88 y en 2014 el cuadro merengue cedió el título ante el Maccabi, que le superó por 98-86.
Agencias