El líder fue figura central en la represión del régimen del país, que persiguió y ejecutó a miles de personas
NotMid 21/05/2024
OPINIÓN
Rima Sheermohammadi
Con la descripción de la represión de 45 años en Irán, tal vez quede claro por qué la mayoría de los iraníes se alegraron con la muerte de los líderes del régimen y sus fuerzas, como Ebrahim Raisi. En ninguna de las protestas que resultaron en muertes, encarcelamientos y ejecuciones de manifestantes, la República Islámica reconoció el derecho de las familias a buscar justicia y reparación. Los presos políticos y de consciencia de la década de los 80 fueron enterrados en fosas comunes. Muchas de las familias de las personas que fueron ejecutadas no pudieron tener una tumba para sus seres queridos, ya que el régimen se negó a entregar los cuerpos a las familias.
Aquellos que sí pudieron enterrar a sus seres queridos no estuvieron a salvo de la persecución del régimen. Las lápidas fueron destrozadas y las familias en duelo fueron hostigadas, perseguidas y detenidas. Los clérigos gobernantes de Irán, a lo largo de 45 años, han creado una estructura judicial y militar muy poderosa compuesta por fuerzas leales, incluyendo la Guardia Revolucionaria.
Ebrahim Raisi, desde 1980 hasta 2021, desempeñó varios roles en el aparato judicial de la República Islámica, como asistente del fiscal, fiscal general, jefe del poder judicial y miembro del comité de muerte y uno de las cuatro personas responsable de las ejecuciones de treinta mil miembros de grupos políticos opositores en la década de los 80. Raisi también fue uno de los pilares de la represión y matanza de personas durante el movimiento Mujer Vida Libertad.
El entusiasmo, reparto de dulces, fuegos artificiales y bailes de celebración por la muerte de Raisi que se han visto en todo el país así como en Palestina y Siria tiene razones que se detallan a continuación.
Si dejamos de lado la represión brutal de las mujeres debido al velo poco después de la Revolución del 79, que resultó en la expulsión de muchas de ellas de las universidades y sus lugares de trabajo, y ejecución de minorías religiosas como los bahai, que han sido privados de los derechos ciudadanos más básicos, en cada etapa de estos 45 años, vemos rastros sangrientos de la represión de un país que incluso fue masacrado por protestar contra la difícil situación económica y la inflación descontrolada.
A principios de la década de los 90, la implementación de políticas de ajuste económico tras la guerra provocó una inflación descomunal. Esta tasa alcanzó el 49.4% en los años 1991 y 1995. Sus efectos se sintieron principalmente en el nivel de vida de la población, generando descontento que en varias ocasiones desembocó en manifestaciones en las calles.
El caso más notable ocurrió en Mashhad. En el barrio de Kuyi Talab, las autoridades municipales intentaron demoler algun.as casas en los suburbios de la calle Tabarsi. Los residentes se resistieron. Sus casas fueron demolidas y una mujer quedó atrapada bajo los escombros. Los vecinos se enfrentaron a los funcionarios municipales. La policía envió un autobús con refuerzos al lugar del incidente disparando y matando a dos estudiantes. Un comité judicial liderado por Ebrahim Raisi también fue enviado a la ciudad. Al menos 300 personas fueron arrestadas y 4 fueron ejecutadas en menos de 11 días.
La siguiente chispa de protesta estalló en el campus de la Universidad de Teherán en 1999. Las protestas estudiantiles comenzaron en el campus en respuesta a la suspensión del periódico Salam. Las fuerzas de Ansar-e Hezbollah irrumpieron violentamente en el campus. Atacaron a los estudiantes reunidos en el campus de la Universidad de Teherán que protestaban contra la suspensión del periódico. Activistas de derechos humanos informaron que 7 personas murieron y cientos fueron detenidas.
La siguiente protesta significativa ocurrió en 2009 debido a los resultados de las elecciones, y la gente salió a las calles en manifestaciones silenciosas. El periódico The Guardian informó, cuarenta días después de las elecciones, que al menos 80 manifestantes habían muerto durante los disturbios en Irán, aunque organizaciones de derechos humanos y manifestantes estimaron que el número de muertos superaba los cientos.
En noviembre de 2019, el gobierno decidió aumentar el precio de la gasolina en todo Irán, lo que desencadenó nuevamente la violencia. Según Amnistía Internacional, 324 personas fueron asesinadas, mientras que Reuters informó que 1500 personas perdieron la vida. Hubieron 750 imágenes y videos que muestran disparos por parte de las fuerzas de seguridad y la muerte y lesiones de los manifestantes, todo ello aún sin resolver.
Nunca se ha publicado el número de detenidos durante las protestas de noviembre. Sin embargo, las estimaciones de funcionarios de la República Islámica y los informes de organizaciones de derechos humanos indican que más de 8.000 personas fueron arrestadas en 22 provincias de Irán.
En 2020, después de tres días de encubrimiento del gobierno iraní sobre el derribo de un avión ucraniano con la muerte de 176 pasajeros, los Guardianes de la Revolución asumieron la responsabilidad del ataque, lo que provocó protestas en todo Irán y en las universidades de Teherán y Amir Kabir. Decenas fueron arrestados y enviados a prisión durante estas protestas.
La próxima protesta estuvo relacionada con el asesinato de Mahsa Amini por la policía de la moral. comenzaron protestas en Irán que fueron severamente reprimidas por el gobierno, resultando en 570 muertes, más de 90,000 detenciones y sentencias de muerte para más de 100 personas.
Junto con estas protestas, el número de protestas de diversos grupos, como los perjudicados, maestros, trabajadores, jubilados, empleados, agricultores, así como los manifestantes contra la sequía y la escasez de agua, en todos los rincones de Irán, ha sido incalculable.
El resultado del enfoque del gobierno desde las protestas de la década de 1970, negando las demandas de los manifestantes y recurriendo a la represión, ha convertido las protestas económicas en manifestaciones contra el sistema.
Los 45 años de presencia de Ibrahim Raisi en puestos de poder han estado marcados por la represión, la ejecución, la masacre y el encarcelamiento del pueblo iraní. Desde esta perspectiva, los iraníes se alegran por su muerte y la de los líderes del régimen de Irán.
Rima Sheermohammadi es activista de origen iraní