Atlético de Madrid se quedó con un épico derbi ante Real Madrid, definido una vez más en el alargue (4-2), y avanzó a los cuartos de final de la Copa del Rey.
NotMid 18/01/2024
DEPORTES
El primer tiempo, parejo, dejó las chances más claras para el Real , que estuvo a punto de adelantarse mediante un remate de Jude Bellingham, rechazado por el travesaño, y una doble ocasión salvada por una espectacular reacción de Jan Oblak, ante Josema Giménez y Vinicius Jr.
Los pupilos del Cholo Simeone, que se repartían la posesión con los de Carlo Ancelotti, apenas habían inquietado a Andriy Lunin con un cabezazo de Rodrigo De Paul, hasta que Samuel Lino apareció por atrás de todo y rompió la paridad en el Metropolitano.
Griezmann se combinó con De Paul, que le envió a un centro a Saúl, antes anticipado por Rüdiger. No obstante, el cabezazo del defensor alemán desacomodó a Carvajal y le permitió al brasileño, mano a mano con Lunin, empujar el balón al arco y decretar el 1 a 0 (39′).
En los siguientes instantes, el derbi se calentó, e incluso Vini fue amonestado por protestar, y cuando parecía que el resultado no se iba a mover antes del descanso, Oblak, antes héroe, se convirtió en villano del anfitrión, al salir muy mal a cortar un tiro libre de Luka Modric y, en contra, igualar el intenso clásico (45+1′).
Y así como los errores habían marcado los goles de la etapa inicial, Lunin hizo de las suyas en el complemento, dejándole servido un bizarro gol a un exmadridista que le convirtió en más de una ocasión a la Casa Blanca: Álvaro Morata. Una carambola derivó en una mala salida del ucraniano, que le dejó al delantero el 2 a 1 (57′).
Con la (nueva) desventaja en el marcador, el Merengue fue a buscar la igualdad, y en gran parte Lunin lo sostuvo en partido, a partir de un par de atajadas sensaciones, con su equipo mandado al ataque. Y después de que nuevos bloopers también evitaran goles en ambos arcos, el recién ingresado Joselu Mato coronó una gran jugada colectiva, tras un preciso centro de Bellingham (82′).
En este contexto, el Colchonero desperdició una nueva ventaja y tuvo que ir al alargue, como una semana antes, en la semifinal de la Supercopa de España en Arabia Saudita. Y, como informó el periodista y estadígrafo Mister Chip, como pasó en los últimos ¡ocho derbis madrileños a partido único!, empezando en 1992.
Pero allí emergió su máximo goleador histórico, Antoine Griezmann, que mantuvo a raya a Vini y finalizó su gran corrida con una espectacular definición ante la tibia salida de Lunin (100′).
Real se volcó una vez más al ataque y tuvo la más clara en un gol de Dani Ceballos -tras otro blooper de Oblak- anulado por un milimétrico offside, pero Atlético terminó golpeando de contra en una contra bien conducida por Memphis Depay y excelentemente definida por Rodrigo Riquelme (119′).
Con este triunfazo, Atlético de Madrid se unió a Sevilla, Athletic Bilbao, Mallorca, Celta de Vigo, Real Sociedad, Girona y Barcelona como los ocho clasificados a los cuartos de final de la Copa del Rey, que serán sorteados este viernes.
Barcelona avanza sin brillo en la Copa del Rey
Supera una situación crítica tras el 1-0 de Unionistas y se clasifica para cuartos. Ferran, en un error infantil de los locales, y luego Koundé y Balde remontaron el partido.
Sin alardes ni demostrar nada del otro jueves ni mucho menos, el Barcelona está hoy, siempre según el plan de su técnico, más cerca del éxito que de la derrota en una competición como la Copa, que se antoja ya como estratégica en el plan de ruta barcelonista. El Barça accedió a los cuartos de final tras ganar 1-3 a Unionistas de Salamanca, que se adelanto en el marcador de salida y que en la primera parte creó dudas en el conjunto blaugrana. Pero con un error de novatos y la reivindicación de Koundé y Balde, con dos goles insospechados, el Barça salvó un match-ball obligado.
Xavi, que en la previa pronunció un discurso optimista que casi lleva las masas a ocupar Canaletas preventivamente, se volvió a dar de morros con la cruda realidad en la puesta en escena de otro partido que se inicio de manera nefasta para los barcelonistas.
Dejando a un lado que el técnico catalán, quien sabe si queriendo mandar un mensaje a la dirección deportiva (que le ha ignorado sistemáticamente) alineó a Marc Guiu como titular en vez de a Vitor Roque. Una figura de 61 millones de euros que empezó el partido vestido de Amundsen en el banquillo con una expresión de no tener muy claro qué demonios hacía ahí.
El Barcelona empezó a crear dudas en cuanto el presidente Joan Laporta bajo el miércoles al vestuario para arengar al equipo antes de visitar a Unionistas, un equipo de Primera RFEF. Si el presidente quería mandar un mensaje a los jugadores tras la debacle ante el Madrid, podría haberlo hecho en Arabia, no antes de jugar ante un equipo que, desde el inicio, se comió a un Barça que parece desmentir las palabras de su entrenador y que no parece de ningún modo estar más cerca del éxito que de la derrota. A pesar del triunfo final.
Para ser claros, el Barcelona fue un desastre desde el inicio. A los 56 segundos, Unionistas, mediante Losada, ya avisó al equipo blaugrana. A los once minutos, el mismo Losada tuvo otra ocasión ante un equipo blaugrana lento, previsible, y abotargado.
Sólo Marc Guiu, la sorpresa del equipo inicial, creaba cierto peligro a base de acciones de fuerza e ímpetu con remates acrobáticos que contrastaban con las llegadas ordenadas de Unionistas, que culminaron con el gol de Álvaro Gómez a los 31 minutos aprovechó la siesta eterna de Balde, que ya dura demasiado. Con el Reina Sofía encendido y el Barcelona dando pena, los locales tuvieron una nueva ocasión mediante Serrano y esa confianza en sus opciones fue las que les traicionó.
De otra manera no se puede entender que un equipo como Unionistas atacara un saque de esquina a favor con diez jugadores en el área y el portero en la línea del centro del campo. Un suicidio en toda regla, incluso ante un equipo como el Barça, que recuperó la pelota en defensa, João asistió a Ferran, que sólo tuvo que correr 40 metros ante el portero charro para empatar un partido ridículo de parte blaugrana hasta ese momento.
El empate a uno era la mejor noticia para los barcelonistas en el descanso. En el regreso, Christensen se quedó en la caseta por molestias (las habituales desde hace tiempo) y Xavi dio entrada a Cubarsí, 16 años.
A la hora de partido, Xavi ya sacó a la artillería porque la cosa pintaba mal. Lewandowski y Gündogan salieron. Vitor Roque (61 millones al aparato) seguía vestido de esquimal en el banquillo.
A partir de ahí, el Barça cambió a base de dos jugadas individuales por parte de jugadores bajo sospecha. La primera de Koundé, señalado tras su calamitosa actuación ante el Madrid, que marcó desde lejos y luego Balde, un desastre en lo que va de año, que culminó una excursión a lo loco con un gol digno de Alphonso Davies.
A falta de diez minutos, Xavi dio entrada a Roque con el partido ya visto para sentencia. No aportó nada, pero la crisis estaba salvada.
Agencias