Ucrania usa a la guerrilla rebelde antiPutin para golpear la moral rusa, estirar sus defensas y cobrarse la venganza por la ‘guerra proxy’ que Moscú lanzó en el Donbás en 2014
NotMid 23/05/2023
OPINIÓN
ALBERTO ROJAS
Los ucranianos han demostrado, después de año y medio de resistir la agresión brutal de una potencia nuclear, que no han perdido ni la memoria ni el sentido del humor. En el episodio bélico de este lunes, la milicia (o milicias) rebeldes de rusos que luchan en el lado ucraniano irrumpieron en la garita fronteriza entre Járkiv y Belgorod con una columna de ocho o nueve blindados, provocando la estampida de los pocos soldados rusos que guardaban la línea, así como miles de residentes. Evidentemente, estos vehículos militares han sido entregados por Ucrania, el mismo país que ha entrenado y financiado a esta guerrilla.
Decimos que Kiev tiene memoria porque ha usado el mismo método que Moscú puso en marcha en 2014, la utilización de milicias proxy (voluntarios prorrusos de Lugansk y Donetsk) como ariete de su invasión. Decimos además que no ha perdido el sentido del humor porque la primera reacción del gobierno Zelenski es, exactamente, lo que Putin dijo en 2014 para negar su evidente responsabilidad: «No tenemos nada que ver con estos acontecimientos. Esos uniformes y ese armamento pueden comprarse en cualquier establecimiento militar»
Lo poco que ha trascendido es que se produjo una gran preparación artillera y, tras ella, irrumpieron en la frontera ciudadanos rusos que luchan junto a Ucrania, llevan un parche con un puño blanco y cuyo objetivo final es tumbar el régimen de Putin. Los vehículos que usaron, al igual que los vistos en aquellos días de 2014, no llevan identificación.
Recordemos aquella broma de Putin y sus «simpáticos hombres de verde» que aparecieron en Crimea para montar el pseudo-referéndum de 2014 que dio paso a la anexión. Todos sabían que eran soldados rusos, vestidos con el uniforme «flora digital», pero Putin quedó ante el mundo como el gran estratega de la guerra híbrida gracias a aquel juego de trilero.
El objetivo de la misión de esta guerrilla en Belgorod es triple: por un lado, propinar un golpe simbólico al país que armó a los rebeldes prorrusos en 2014 y que invadió sus fronteras a gran escala en febrero de 2022. Ahora, los «hombres de verde» visten el camuflaje pixel de Ucrania pero hablan ruso. El mensaje de Kirilo Budánov, jefe de la inteligencia ucraniana, es claro: «Podemos atacar donde y cuando queramos. Y cada vez iremos más y más profundo».
De momento, esta excursión militar ha llegado a varias aldeas cercanas a la frontera: Kozinka, Glotovo, Gora-Podol y Grayvoron sin que los proucranianos muestren signos de querer volverse a la carrera. Ahí entra el segundo objetivo: esta guerrilla busca también generar otros levantamientos en otros puntos de la Federación rusa por parte de minorías que han sido discriminadas, por ejemplo, en la recluta de carne de cañón para la supuesta «Operación Militar Especial». Ya se cuentan por cientos los casos de sabotajes con bombas e incendios provocados en Rusia y en Bielorrusia en lo que llevamos de guerra.
IMPORTANCIA MILITAR
Moscú ha tenido que mandar varios helicópteros de combate que, en los pocos vídeos publicados, tienen que lanzar contramedidas (bengalas) para no ser derribados, lo que significa que los rebeldes rusos avanzan con algún tipo de arma antiaérea que los pone en peligro. En uno de los vídeos se aprecia el derribo de uno de estos aparatos, sin que se sepa si es ucraniano o ruso.
Además, el Kremlin ha enviado de urgencia a la 74 brigada motorizada desde el distrito militar centro, por lo que da la sensación de que la zona estaba mal defendida. Ahí nos encontramos con el tercer objetivo de este movimiento: estirar las defensas rusas y causar dilemas al Kremlin. O te tapas los pies o te tapas la cabeza. Pase lo que pase, Moscú tendrá que blindar su frontera para evitar más ataques como este, lo que supone transferir tropas que estaban guardando localizaciones clave para impedir la contraofensiva ucraniana. Por eso esta escaramuza cobra una importancia simbólica y también militar.
Cuando comenzó la invasión, el crucero Moskva amenazó a los soldados ucranianos de la isla de las Serpientes para que se rindieran. La respuesta fue: «Barco ruso, vete a la mierda». Meses después, Ucrania hundió el barco insignia de la flota rusa del Mar Negro y recuperó su sentido del humor con el eslogan para la Historia.