El propagandismo kirchneriano que reina en España ha emparentado a Milei con Trump y Bolsonaro. Ni tiene partido ni comparte el proteccionismo de Trump
NotMid 25/10/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Aunque el ego -ese argentino que todos llevamos dentro- sufra al no ver las calamidades de su país como fruto de una incomparable maldición, lo cierto es que el chasco en Argentina hace tres días se parece horrores al de España hace tres meses. El bienaventurado cuanto desventurado país criollo tiene sobre el nuestro la ventaja de no tener partidos separatistas, pero, como aquí, la izquierda ha decidido liberar a los mapuches, indígenas chilenos que votan a Kast, soliviantados por viejos terroristas montoneros que se aburren en Buenos Aires, y cuyo plan, típico del Cártel de Puebla, es crear un inmenso país-yacimiento minero cuyas fronteras irían del tercio sur de Chile y Argentina hasta la Patagonia.
Boric anda mal, pero denle a los viejos montoneros una causa indigenista y pronto habrá un terrorismo como el de Sendero Luminoso en los Andes. Nada que no venga en los manuales de la subversión comunista, que actualiza, con éxito desigual, el Foro de Sao Paulo o Cártel de Puebla, nacido del pánico de Fidel Castro y Lula al caer el Muro, pero al que le gustaría instalarse en Buenos Aires. Esa alianza de comunismo y narcotráfico sólo necesitaría cuatro años de Massa para que las terribles novelas de Jorge Fernández Díaz se hicieran realidad.
Como en España, a la izquierda en el poder se enfrentaban allí dos fuerzas muy distintas, pero, en términos sociológicos, complementarias: Juntos por el Cambio -heredera de Cambiemos, la alianza de Macri y los radicales, miembros de la Internacional Socialista y cáncer del gobierno anterior- y La Libertad Avanza, de Javier Milei, un fenómeno de masas sin parangón en el mundo, aunque el propagandismo kirchneriano que reina en España lo emparente con Trump y Bolsonaro, Ni tiene partido ni comparte el proteccionismo de Trump. Ataca la ideología de género y el alarmismo climático y ha introducido en el discurso político argentino ideas tan éticas como el Santo Temor al Déficit de nuestros abuelos liberales. Bendito sea.
Bullrich y Milei, como Feijóo y Abascal, se creyeron las encuestas y han hecho una campaña a cara de perro, cuyo beneficiado ha sido Massa. Pero, a diferencia de España, con patriotismo y buena fe, de los que, en el caso de Milei y Villarruel, no tengo dudas, aquello aún tiene remedio. Ya quisiéramos aquí una segunda vuelta.