Los salvadoreños acuden hoy a las urnas con el presidente arrasando en los sondeos
NotMid 04/02/2024
IberoAmérica
“Hace años, si pinchabas la rueda y bajabas a cambiarla en medio de la carretera, salían los pandilleros para pedirte la documentación. Si vivías en un barrio de la pandilla rival, te asesinaban, aunque no tuvieras relación con las maras“, asegura Carlos Eduardo, un taxista de San Salvador que aún está pensando si votará en las elecciones de este domingo. “Podrían haberse ahorrado los millones de dólares que cuestan los comicios porque Nayib Bukele ganará”, asegura cuestionando la democracia de su país tras la decisión de quien fuera presidente entre el 2019 y 2023 de presentarse hoy a la reelección, pese a que varios artículos de la Constitución lo prohíben.
A la mayoría de la población no parece importarle que se haya saltado las reglas básicas de la democracia para optar a un segundo mandato bajo un régimen de excepción perpetuo desde marzo de 2022. La guerra contra las pandillas iniciada por Bukele se nota en las calles de San Salvador, donde militares y policías fuertemente armados patrullan el centro y los barrios periféricos a pie y en vehículos. Nada parece indicar que este país fuera uno de los más peligrosos del mundo hace años, con unos índices de violencia que se asemejaban a los de un país en guerra. Grupos de personas bailan cumbia despreocupadamente por la noche al son de varias bandas que deleitan a la gente frente a la Catedral Metropolitana. En la Plaza Libertad se vive una situación similar con gente de todas las edades danzando al ritmo de la música latina. “Por dos dólares, se puede elegir una canción”, grita una mujer, mientras una niña de apenas 10 años trata de vender golosinas entre los curiosos que se acercan a ver.
Ya es de noche, pero frente al Palacio Nacional cientos de personas recorren hasta altas horas de la madrugada la Biblioteca Nacional de El Salvador, un suntuoso edificio de siete plantas fuertemente iluminado que fue inaugurado por Bukele el pasado 14 de noviembre, pocos días antes de que la Asamblea Legislativa le otorgara un permiso de seis meses para poder participar en la campaña electoral. La Biblioteca es el símbolo del renovado El Salvador, donde, según destacó el entonces mandatario, las familias ya pueden pasear tranquilas y regresar de noche a sus casas sin miedo a ser asesinadas. Para demostrarlo, anunció que la Biblioteca, con capacidad para más de 360.000 libros y financiada con una donación de 54 millones de dólares del Gobierno de China, estará abierta las 24 horas y los 365 días al año.
EL GRAN ALIADO CHINO
China se ha convertido en el principal aliado de Bukele, dado que también financiará el nuevo Estadio Nacional, que abrirá sus puertas en 2027 con capacidad para 50.000 personas, convirtiéndose en el “más moderno de América Latina y el más grande de Centroamérica” con una inversión de 100 millones de dólares.
Bukele ha dedicado los últimos meses a inaugurar y anunciar infraestructuras impensables en el país centroamericano con los anteriores gobiernos del partido izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que se repartieron el gobierno 30 años desde 1989 hasta el 2019. Antes de dejar temporalmente el poder en manos de Claudia Juana Rodríguez de Guevara, se prodigó en actos populistas como participar en la gala de Miss Universo, que se celebró en San Salvador el 18 de noviembre.
“El Salvador ha cambiado para siempre y Miss Universo nos ha dado la oportunidad de demostrar al mundo de lo que somos capaces”, remarcó Bukele, refiriéndose así a su guerra contra las pandillas, alabada por la inmensa mayoría de la población que le dará hoy su voto de confianza, tal como auguran las encuestas. Por el contrario, organismos nacionales e internacionales han denunciado un retroceso democrático y la violación de los derechos humanos tras la instauración del régimen de excepción el 27 de marzo de 2022. En respuesta a los asesinatos al azar de 87 personas en dos días, la Asamblea Legislativa, controlada por el partido de Bukele, Nuevas Ideas, aprobó esta medida que se ha ido prorrogando cada mes.
Desde entonces, se ha detenido a 77.000 personas acusadas de pertenecer o colaborar con las principales pandillas de El Salvador, Mara Salvatrucha, Barrio 18 Revolucionarios y el Barrio Sureños, que se dedican a la extorsión y el crimen y a las que Bukele ha echado un pulso sin precedentes. Primero, lo hizo con su proyecto estrella: el Plan de Control Territorial, puesto en marcha el 20 de junio de 2019 con el que pretende duplicar la presencia del Ejército hasta los 40.000 soldados y que se ha traducido en cercos militares en ciudades enteras. Tres años más tarde, se aprobó el régimen de excepción para dar el golpe definitivo a los 70.000 miembros que se calcula que integran las denominadas maras que, según Bukele, han causado 120.000 muertes en los últimos 30 años. Hasta ahora, ningún gobernante desde que finalizara el conflicto civil en 1992 ha logrado acabar con este fenómeno que se ha extendido como un cáncer en Honduras y Guatemala empleando los mismos métodos violentos y llegando a controlar barrios enteros.
CENTRO DE CONFINAMIENTO DEL TERRORISMO
Bukele aspira a ser el primero en dar jaque mate a estos grupos criminales y, para ello, su buque insignia en su particular guerra ha sido el Centro de Confinamiento del Terrorismo, una megacárcel con capacidad para 40.000 reclusos. Organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch y Cristosal, han denunciado detenciones masivas y arrestos arbitrarios. También hay informes que desvelan casos de torturas y más de 200 muertes no esclarecidas en las cárceles, según Socorro Jurídico Humanitario.
Sin embargo, los datos oficiales de la Policía avalan la política de mano dura de quien aspira a presidir el país cinco años más a partir del 1 de junio de 2024. Las cifras policiales sitúan el 2023 como el año “más seguro en la historia de El Salvador”, con 154 homicidios y una tasa de 2,4 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a los 106,3 que se contabilizaron en 2015.
Por ello, no es de extrañar que Bukele sea el presidente mejor valorado de Latinoamérica, con un 90% de apoyo, según el Informe Latinobarómetro, elaborado por una corporación chilena del mismo nombre que advierte de que el efecto Bukele en El Salvador “no está haciendo más robusta la democracia en ese país, sino más bien torna más poderoso al presidente”. En este sentido, la Corporación Latinobarómetro avisa que, tras la decisión de reelegirse, “la democracia está en alto peligro en El Salvador”, dado que se corre el riesgo de que sea “el caudillo que se lleva todo el poder para sí y el país se transforme en una dictadura”.
El historiador de la Universidad Rovira i Virgili Sergio Maydeu Olivares explica en un artículo publicado en el Centro de información y Documentación Internacionales de Barcelona (CIDOB) que el precio que está pagando El Salvador con la estrategia de seguridad de Bukele es “elevado en cuanto a la reducción de libertades constitucionales o la continua violación de derechos humanos”. Pese a ello, reconoce que “el bukelismo está siendo objeto de escrutinio en el resto de países latinoamericanos, algunos de los cuales han abierto la caja de los truenos al plantear la posibilidad de importar sus políticas de seguridad”.
El último en hacerlo ha sido el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, para aplacar el caos en el que los narcotraficantes han sumido al país mientras se disputan el control de las calles, convirtiéndose en el país más violento de Latinoamérica, con una tasa de 46,5 homicidios por cada 100.000 habitantes. Ante este panorama, ha optado por imitar a Bukele implantando desde el 8 de enero un estado de excepción por 60 días, que incluye un toque de queda, así como la movilización de policías y militares en todo el país.
Sin embargo, Ecuador está aún muy lejos de El Salvador, que en su día fue el país más violento de Latinoamérica y que ha visto reducida su criminalidad gracias a una política de mano dura. En Honduras, donde gobierna la izquierdista Xiomara Castro también ha fracasado el Plan Bukele, tal como puso de manifiesto el asesinato de 46 mujeres en una masacre carcelaria en junio de 2023. Ni el estado de excepción aprobado el 6 de diciembre de 2022 que suspendía derechos constitucionales, ni la intervención de las cárceles han acabado por el momento con la violencia endémica.
Mientras que en Ecuador y Honduras no terminan de cuajar las fórmulas de El Salvador, InSight Crime destaca en un informe publicado en 2023 que la represión de Bukele sí ha logrado “doblegar” a las pandillas, que han quedado “neutralizadas” al menos “temporalmente”, teniendo en cuenta que hay miembros que “permanecen escondidos”. Por ello, advierte de que las maras están “debilitadas, pero no derrotadas”, teniendo en cuenta que “al menos un tercio de los pandilleros sigue en libertad y unas 53 células siguen activas en El Salvador, según estimaciones de la Policía”.
Bukele no tiene ninguna intención de poner fin a un régimen que, si bien ha eliminado derechos a los ciudadanos, ha permitido una sensación de seguridad nunca antes vista. “Ahora los ojos del mundo están sobre El Salvador y no queremos las recetas fallidas del pasado porque nuestro país cambió y eso nadie lo puede negar”, recalcó en sus redes sociales Bukele, cuyo último guiño populista fue saludar a Leo Messi con motivo del partido amistoso que disputaron el pasado 19 de enero el Inter Miami y la selección salvadoreña.
Agencias