El liderazgo de Merz invita al optimismo. Su pacto con el SPD para cambiar la Constitución apela a los demás países
NotMid 06/03/2025
EDITORIAL
El cambio de rumbo que acaba de dar Alemania a su economía, gracias al acuerdo entre los dos grandes partidos para aumentar el gasto en Defensa, proporciona un impulso que apela al resto de países y que marca el camino para que la UE afronte dos de sus principales problemas, como son la falta de autonomía defensiva y la escasa inversión. El pacto entre la democracia cristiana (CDU), vencedora el pasado 23 de febrero, y la socialdemocracia (SPD), que acaba de perder el poder, permitirá aprobar una enmienda a la Constitución germana -con el apoyo de los Verdes- para eliminar el techo de deuda y dar respuesta al nuevo escenario geopolítico, en el que es imperativo que Europa sea capaz de defenderse a sí misma.
El acuerdo, al que ayer respondieron favorablemente los mercados, movilizará un fondo de 500.000 millones de euros para infraestructuras y Defensa, y permitirá a Alemania elevar el gasto durante los próximos años en más de un billón de euros, parte de los cuales irán también destinados a educación y otras partidas. Con ello, Friedrich Merz, el próximo canciller, demuestra su capacidad de liderazgo, aunque ha sido también imprescindible el sentido de Estado del SPD. Alemania exhibe así su voluntad de volver a ponerse al frente de Europa y da respuesta al delicado contexto internacional que ha abierto el giro de la Casa Blanca, decidida a abandonar a Ucrania y a transformar el mapa de alianzas forjado tras la Segunda Guerra Mundial. Tal y como señaló ayer Merz, «las amenazas a nuestra libertad y nuestra paz» obligan a reforzar las capacidades defensivas «lo que haga falta, lo que sea necesario». Sus palabras rememoran el célebre discurso de Mario Draghi en 2011, cuando, estando al frente del Banco Central Europeo, demostró a los mercados su firme determinación de atajar la crisis financiera con esa misma expresión.
Los nuevos aranceles de Trump, que son otro giro radical respecto a la tradición política de Washington, evidencian aún más que Europa necesita reforzar su posición en el mundo, lo que difícilmente logrará si no es capaz de garantizar su propia seguridad y no mantiene una industria competitiva. Tras dos años de recesión, el volantazo que ha dado Alemania invita al optimismo.
En este mismo sentido van las nuevas reformas de la Comisión para salvar a la automoción europea, cuya crisis ha lastrado especialmente a la economía alemana. La nueva estrategia suaviza los exigentes objetivos de descarbonización a los fabricantes, que ahora tendrán tres años para reducir las emisiones previstas para 2025, y amplía en 1.800 millones las ayudas para producir las baterías de los vehículos eléctricos, lo que dará un importante respiro a una industria amenazada por China y EEUU. La Comisión hizo público su plan para el automóvil tan solo un día después de anunciar que Europa deberá invertir 800.000 millones más en Defensa, una exigencia a la que Alemania ha respondido con firmeza y ante la cual el resto de países -sobre todo los más rezagados, como España- no pueden permanecer impasibles.