El debate sobre derechos trans y derechos de la mujer es complejo y sobra el sectarismo
NotMid 21/04/2025
OPINIÓN
MAITE RICO
Le preguntaron una vez a Irene Montero qué era una mujer. Menudo reto. No respondió al qué, sino «lo que implicaba»: sufrir más discriminación, más violencia, más pobreza… Una definición tremebunda en la que ella, desde luego, no encajaba, como atinadamente le señaló el entrevistador.
La entonces ministra de Igualdad venía a decir que la biología no tiene relevancia. Ahora resulta que los pronombres elegidos, y no los cromosomas, definen a la mujer. Por lo menos a «las nuevas mujeres», como ironiza el humorista Ricky Gervais. «No a las mujeres anticuadas, ¿saben, no? Las que tienen útero. Esos jodidos dinosaurios».
Diluir la definición de mujer ha sido uno de los hitos de la teoría queer, esa empanada ideológica que pretende imponer los deseos a la ciencia y que se les ha indigestado a no pocos políticos europeos.
Por eso en Reino Unido ha sido la Justicia la que ha intentado poner un poco de orden. El Tribunal Supremo ha asentado que los términos «mujer» y «sexo» recogidos en la Ley de Igualdad de 2010, que establece medidas contra la discriminación, se refieren a la mujer biológica y al sexo biológico. Y así se aplicará en áreas como el deporte, las prisiones o determinados espacios exclusivos. También en las cuotas de representación en organismos gubernamentales, que era el origen de la demanda que interpuso un grupo feminista escocés, al que se unieron tres organizaciones de lesbianas.
Las personas trans, señala el tribunal, están específicamente protegidas por la misma ley. Tomar la biología como criterio aspira a acabar con las contradicciones que hay entre las leyes de igualdad y las de reconocimiento de género: una considera a la mujer acreedora de protección y discriminación positiva y la otra permite a un hombre definirse como mujer. Y eso que en Reino Unido la reasignación de género exige un proceso y unos requisitos que en España ni siquiera existen, lo que facilita el fraude.
Llevará tiempo ver los efectos de la sentencia. Los derechos trans no tienen por qué menoscabar los derechos de la mujer. Es un debate complejo, con muchas aristas, en el que faltan expertos y sobran imposiciones y sectarismo. Y en el que sobran, desde luego, el avasallamiento, y me refiero a las competiciones deportivas, y las tácticas de acoso que pretenden silenciar a quienes piensan diferente.