El pleno sobre el proyecto europeo de rearme retrató la soledad de Sánchez y su voluntad de apuntalar el muro contra el PP
NotMid 27/03/2025
EDITORIAL
El pleno parlamentario de ayer sobre el proyecto europeo de rearme retrató el momento de mayor debilidad política del presidente del Gobierno en sus siete años en La Moncloa: atrapado por sus socios, que reniegan del plan de Defensa, y por su lógica del muro, que deslegitima al único partido con el que podría buscar el entendimiento, el PP.
Pedro Sánchez acudió ayer al Congreso con el deber de desgranar un plan que ha debatido a espaldas del Congreso. Su obligación era explicar, al fin, cómo pretende cumplir con los compromisos que en nombre de España está adquiriendo con la UE y la OTAN para aumentar el gasto en Defensa y hacer frente a la amenaza rusa y a la ruptura del multilateralismo impulsada por Donald Trump. Así, al menos, los diferentes partidos podrían examinar lo que hasta el momento el presidente le había hurtado a la Cámara. Pues bien: después de una sesión plenaria de horas, la conclusión es que está claro que no hay nada claro.
Tras un discurso inicial de tinte europeísta, el presidente esquivó apoyar el proyecto europeo. Sánchez no aportó cifras sobre las que sustentar su compromiso de elevar al 2% el presupuesto de Defensa -un objetivo que no cumplirá, con seguridad, las exigencias de la OTAN-, no precisó con qué mecanismos pretende alcanzarlo, ni estableció un calendario de ejecución. Ello, pese a las preguntas concretas de Alberto Núñez Feijóo: ¿cómo vamos a comprometernos ante la OTAN si la mitad del Gobierno quiere salirse de la OTAN?; ¿en cuántos efectivos ampliará el ejército?; ¿qué armamento pretende incorporar? Todas quedaron sin respuesta. Sin embargo, lo más grave no fue la ambigüedad de Sánchez, sino el hecho de que esta sea calculada, fruto de su soledad parlamentaria.
El presidente planteó una comparecencia sobre la encrucijada de Europa como una petición de perdón a sus socios. El grueso de los partidos que le dieron su confianza en la investidura no lo apoya en esta hora crítica. Por eso, tras la intervención inicial, Sánchez se quitó el traje institucional y volvió a azuzar la discordia con el PP. El presidente está en una situación de debilidad política inédita. Hasta ahora, su acción de gobierno dependía de cuánto estaba dispuesto a ceder ante sus socios. Ahora el marco es Europa. Y aunque el desafío de nuestro tiempo le obligaría a intentar buscar el entendimiento con el PP, la vía del pacto de Estado está muerta: para Sánchez, pedir un acuerdo a Feijóo sería enmendar la base fundamental de su legislatura, construida sobre esa deslegitimación del PP como un partido democrático. Ayer apuntaló de nuevo la lógica del muro, hasta el punto de señalar a la derecha francesa de los años 50 como la causante de que Europa no tenga hoy un plan de defensa común. «Está dispuesto a dañar la unidad sólo para sobrevivir», declaraba Manfred Weber, presidente del PPE, horas antes. La imagen de que la estrategia de Sánchez es el poder por el poder se ve en la UE.
Como tras el Consejo Europeo del jueves, Sánchez insistió ayer en su pretensión de que sea Bruselas quien active mecanismos de financiación, y lanzó el mensaje de que todos los Estados están a la espera de que su petición se resuelva. No es cierto. El Bundestag ya ha alcanzado un acuerdo histórico para aumentar el gasto en defensa y seguridad. Y, fuera de la UE, el Gobierno de Keir Starmer anunció ayer una subida del gasto militar con recorte al social: minutos después de que Sánchez clamase en el Parlamento que puede dedicar mayor presupuesto a la Defensa sin alterar las partidas sociales, un líder socialdemócrata le mostraba el significado de tratar a la ciudadanía como a adultos. Nada hace esperar esa responsabilidad en el presidente.
Agencias