Una jornada con las fuerzas especiales ucranianas que se infiltran para combatir tras las líneas enemigas
NotMid 08/03/2025
MUNDO
La guerra real no se disputa en los mapas de los generales, sino en bosques cerrados, caminos fangosos y playas de desembarco. Hasta una de ellas han venido seis de los mejores soldados de Ucrania para repetir una y otra vez una coreografía que, en la siguiente misión, puede salvarles la vida. Suben a una lancha de goma de pequeño tamaño y motor silencioso mientras dos compañeros les cubren a ambos lados de la misma y vuelven a desembarcar a unos 100 metros de distancia. Todos ellos tienen una relación directa con el mar. Es éste un acceso difícil, porque esta unidad no suele dar entrevistas ni permitir que nadie vea sus entrenamientos. Somos unos privilegiados por ello.
Avanzan en silencio y se entienden por el tacto, algo fundamental cuando se combate de noche. Un soldado toca el hombro de su compañero y recorre unos metros hasta que vuelve a poner rodilla en tierra en posición de disparo. Entonces es su compañero el que avanza y supera al anterior. Así una y otra vez, para que cuando la misión se complique y el miedo juegue sus cartas, al menos que todo esto salga de forma robótica.
Son parte de la unidad que liberó de rusos la famosa isla de las Serpientes y algunas de las islas del río Dnipro, y que invadió la región rusa de Kursk y las plataformas petrolíferas del mar Negro. No son objetivos menores. Gracias a que retomaron el control de la isla de las Serpientes, por ejemplo, Ucrania pudo volver a reabrir la ruta marítima que permite exportar los cereales desde Odesa al Mediterráneo.

Llevan dos años combatiendo juntos. Su esencia es infiltrarse y luchar más allá de las líneas enemigas para causar el mayor trastorno al ocupante ruso, y siempre en entornos acuáticos. Hablamos con «Naruto», nombre en clave del oficial al mando, que lleva un parche del personaje de ese cómic japonés.
– ¿Es vuestro trabajo el más complicado de la guerra?
– Lo más complicado es ser un soldado de infantería y soportar lo que soportan ellos. Ataques con drones, con bombas aéreas, con artillería… Tenemos un profundo respeto por cada militar ucraniano que defiende su trinchera en primera línea. Ellos mueren a diario.
Llevan encima 56 kilos, que es lo que pesa el arma, el equipo de combate, su botiquín y el traje de neopreno mojado bajo el uniforme de camuflaje 3D, que en su caso simula hojas caídas. Es decir, deben estar muy en forma para no rendirse bajo el peso. Son de las pocas unidades que no llevan el clásico AK74 de la Guerra Fría, hijo del Kalashnikov o AK47 soviético, sino derivados del M4 estadounidense con miras telescópicas de calidad, linterna, silenciador y puntero láser. Pero no pueden llevar demasiada munición. A veces han tenido que robarle las armas al enemigo cuando a ellos se les acaban las balas. Su objetivo es llegar, golpear y correr.
– ¿Qué os parece la paz con Rusia que propone Donald Trump?
– El problema de esa paz no es Zelenski. Todos los ucranianos queremos que la guerra acabe pero no vamos a permitir esas condiciones porque suponen una rendición. Por eso seguimos luchando. El problema es Rusia. No confiamos en las promesas de Vladimir Putin, porque volverá a atacarnos una y otra vez.
Durante las últimas semanas, la Administración Trump ha llevado al límite la presión sobre Ucrania para que deje de defenderse, hasta el punto de cortar la inteligencia, la entrega de armas y munición e incluso amenazar con desenchufar el sistema Starlink que dota de internet al ejército de Kiev. Mientras, los rusos han lanzado los ataques más crudos sobre las ciudades de Ucrania, con cientos de drones cada noche. Ante esa tesitura, militares como «Tercero» o «Alemán», otros dos nombres en clave, no van dejar de luchar: «Trump cree que tumbando a Zelenski podrá manejar a Ucrania a su antojo, pero tendrá que tumbarnos a todos, porque los ucranianos ya hemos demostrado que no nos dejamos dominar y no vamos a rendir Ucrania a los rusos», dice «Alemán».
– ¿Cuál es la misión más complicada en la que habéis tenido que combatir?
– Cualquiera en la que se han producido bajas. Cuando hieren o matan a un compañero toda la misión se tambalea porque sufres un shock psicológico. Mantener la calma es complicado. Son los peores momentos. Por ejemplo, en una de las islas del río Dnipro nuestro comandante y nuestro ingeniero resultaron heridos y hubo que evacuarlos en medio del fuego cruzado.
– ¿Os habéis enfrentado a vuestros equivalentes de las fuerzas especiales rusas?
– Si, varias veces. Son militares veteranos y están bien entrenados, como nosotros.
La recluta habitual no sirve para conseguir miembros de una unidad tan especializada, por lo que siempre sufren carestía de hombres. “No vale cualquiera para esto. Debe ser una persona tranquila y analítica, que controle el estrés. Nos hemos encontrado con personas que decían que podían gestionar bien la incertidumbre y que luego, en la práctica, entran en pánico a la primera”, cuenta el que lleva el parche de Naruto en el chaleco antibalas.
– ¿Cómo influye luchar de noche en lugares con total oscuridad?
– Por la noche nos movemos igual que por el día pero lo hacemos con más sigilo, usando el contacto físico y la distancia se estrecha entre nosotros. Llevamos gafas con visión nocturna para no matarnos entre nosotros. El silencio es nuestra ventaja, nuestra mejor arma.
– ¿Habéis escuchado al enemigo de cerca?
– Ya lo creo. A 15 metros los escuchamos cenando una vez sin que ellos nos detectaran. Incluso una vez tuvimos que hablar con ellos en ruso en la oscuridad en plena evacuación. Ellos pensaron que éramos rusos también. Nosotros hablamos en su idioma y esa es nuestra ventaja. Todos los miembros de esta unidad deben hablar ruso.

Ayer, Volodimir Zelenski reiteró su oferta de tregua aérea, energética y marítima a Vladimir Putin, que no fue ni escuchada hace tres días. Será difícil que cambie, ya que el autócrata ruso aún no tiene ningún incentivo ni presión en su contra por parte de EEUU para detener sus bombardeos, tan sólo la amenaza de sanciones emitida por Trump.
En los últimos días, los principales opositores a Volodimir Zelenski han cerrado filas con el presidente ante la insistencia de la Casa Blanca de presionarles para pedir elecciones y erosionar así la figura de Zelenski. Ayer mismo fue Poroshenko, su anterior rival electoral, el que reiteró que no es momento de ir a elecciones, sino de estar todos unidos. Por su parte, el general Valery Zelushny, hoy embajador de Ucrania en el Reino Unido y primero en todas las encuestas en Kiev para derrotar en las urnas a Zelenski, publicó en su cuenta de X una imagen en la que aparece dando la mano al presidente de Ucrania, en un claro mensaje de unidad en un momento decisivo.
Además, se ha publicado la última encuesta de popularidad en Ucrania, en la que Zelenski ha pasado del 57% de aprobación a un 68%. Es decir, que de la encerrona de la Casa Blanca ha salido reforzado.
Agencias